Curro Romero lidia en otra feria

A Curro Romero no le gustan las cámaras. Los más de 40 objetivos que le señalaban ayer parecían darle miedo. Inauguraba su exposición, La Leyenda del Tiempo, en la 10ª Feria Mundial del Toro, que se celebra desde el 5 al 10 de febrero en el Palacio de Congresos FIBES de Sevilla.

Un espontáneo bromeaba: "Maestro, parece usted más asustado que cuando se ponía delante del toro". La delegada de Fiestas Mayores del Ayuntamiento, Rosamar Prieto-Castro, recalcó que el diestro siempre fue "modesto, humilde y muy tímido". Con la valentía que también le caracteriza, el maestro acabó inaugurando el homenaje a sus 50 años de toreo y agradeció a los visitantes, con voz muy baja, su presencia en la Feria.

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A unos metros de los trajes de luces y las mejores fotos del "maestro de maestros", como lo llamó un aficionado, otro torero tomaba un vinito y un poco de jamón. Era Rafi Camino y promocionaba, junto a Martín Pareja Obregón, la empresa taurina que ahora regentan. "Los toros no se van a acabar nunca", aseguró. "Yo casi que estoy agradecido a los anti taurinos, porque nos dan mucha publicidad".

El espéctaculo de inauguración, Diez años de emociones taurinas, comenzó a las 12.00 en la plaza del Pabellón B. El baile de caballos, los saltos de los recortadores sobre el toro, las hogueras en la arena y las bengalas que sostenían los jinetes crearon una atmósfera misteriosa y tensa. Algunos espectadores no podían evitar un olé, un aplauso espontáneo y muchas respiraciones sostenidas. "Ese toro está muy nervioso, a ver qué hace el chaval", le confiaba un señor mayor, con traje y gemelos a otro más joven, de pelo engominado y cuerpo de mataor. "Calla, calla", se molestaba el compañero. "Ése es Alejandro, el trianero". Era evidente que le conocía y que el miedo a una embestida no se quedaba en el ruedo.

Desde el tendido 3, un grupo de flamenco se levantaba por turnos de sus sillas de mimbre. Los que permanecían sentados emocionaban al público con sus guitarras. Tras un poema en portugués, una mujer le cantó a un toro, iluminado con un foco en la arena. Toda la plaza quedaba en silencio y a oscuras: "No me mires así, no levantes los pitones, pa?espantarnos la noche, la noche, con dolores". Después un pasodoble. Una copla. Un fado. Y los jinetes controlando a sus caballos. Y los caballos girando como bailarinas, corriendo a galope y frenando en seco, levantando las patas delanteras y mirando, orgullosos, al público.

Cerca de la plaza, más de 200 expositores ofrecen todo tipo de productos taurinos -y no taurinos-. Desde los típicos mantones bordados, sombreros, vestidos de flamenca o aperos del campo hasta plata de México, joyerías o gastronomía inglesa.

Desde el año 1999 se han otorgado Premios a muchas personalidades de la Fiesta Nacional. Este año se los han llevado el actor Juan Echanove, por su apoyo al mundo del toreo desde la cultura, y el Club Taurino de Nueva York, que promociona la fiesta nacional en un lugar tradicionalmente poco relacionado con el toro: Manhattan.

Algunos mataores, como Enrique Ponce, se pasearon ayer por la Feria. Sin embargo, los autógrafos por parte de las figuras del toreo serán hoy, con El Juli, Pepín Liria o El Cid y mañana, con Miguel Abellán, Alejandro Talavantre, El Cordobés o El Fandi.

Algunas reses se tumbaban tranquilas en el exterior del recinto. Los niños y los mayores se quedaban embobados contemplando a un toro de lidia tan cerca. Y sin peligro. A los animales, sin embargo, no les hacían tanta gracia las visitas. Uno incluso quiso saltar para evitar que le hicieran otra foto. Como Curro Romero, el toro tuvo que lidiar por un día con otros objetivos.

Feria Mundial del Toro. En FIBES, del 5 al 10 de febrero. Precio de la entrada: 9 euros (más 8 euros para asistir al espectáculo "10 años de emociones taurinas").