El espectáculo de Ricky y Rudy
El Joventut baila al Pamesa gracias al rendimiento de sus canteranos
Después del tacticismo del primer partido y la emotividad del segundo en la jornada del jueves, se esperaba el espectáculo en el Fernando Buesa. Y por eso se esperaba a Rudy Fernández como agua de mayo, entre el sector imparcial de la competición. Se le esperaba y llegó, apareció como acostumbra, sin muchos aspavientos, dejando triples, asistencias y un par de alley- oops con Jerome Moiso, mirando a la grada, muy de NBA. Se le esperaba y no faltó a la cita, pero su presencia, como la del resto de jugadores, quedó semioculta por el ciclón de un muchacho que lleva el baloncesto en las venas, en los ojos y en las manos.
Ricky Rubio, con aspecto adolescente, irrumpió en el partido como un ciclón. También destacaron Rudy (20) y Mallet (13) en la Penya y Ruben Douglas (17) por el bando del Pamesa, incluido un triple desde su campo al final del primer periodo. Pero el partido lo gobernó Rubio: 9 puntos, 6 rebotes y cinco recuperaciones significan que anduvo listo, preciso, intenso, divertido. Él fue el alma de un Joventut fiel al estilo Aíto, que dominó con la precisión de los más jóvenes y el trabajo impagable de Barton en ambos aros.
DKV JOVENTUT 84 - PAMESA VALENCIA 59
DKV Joventut: Mallet (13), Laviña (8), Fernández (20), Barton (8) y Hernández-Sonseca (3) -equipo inicial-; Jagla (8), Rubio (9), Moiso (8), Ribas (5) y Tomàs (2).
Pamesa Valencia: Williams (6), Douglas (17), Timinskas (7), Claver (11) y Garcés (9) -equipo inicial-; House (3), Oliver (2), Miralles (4), Barac (0) y Urtasun (0).
Árbitros: Mitjana, Redondo y Conde. Excluyeron por personales a Mallet (m. 35) y House (m. 35).
9.200 espectadores en el Pabellón Fernando Buesa Arena.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
21-14
18-19
17-12
28-14
El Pamesa no dejó casi ni una huella de su paso. Su mayor mérito fue acercarse a seis puntos del Joventut en varias fases del partido, para acabar cayendo por el precipicio al que le condujo el equipo de Badalona. Al Pamesa le resultó un suplicio jugar con menos centímetros. Se confió a la inspiración de Douglas, escasamente acompañado. Un equipo muy por debajo de la exigencia de la competición y del valor que se le supone en la plantilla. De principio a fin jugó a merced del Joventut, que marcó los tiempos, el ritmo, los descansos y todo lo necesario para llevar el partido a su terreno.
Por más rotaciones y alteraciones que inventó su técnico, Fotis Katsikaris, el Pamesa disputó el partido atravesado. Apenas un atisbo de reacción en los primeros minutos del tercer cuarto le acercaron en el marcador. Un espejismo que rompió el Joventut para amarrar el encuentro. Se lo llevó de salida y lo desbocó al final, cuando su superioridad era tan insultante como el juego de Ricky Rubio, con Rudy Fernández descansando en espera de tareas mayores.
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