"No somos moneda de cambio para ganar elecciones"
La Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo (AAVT) siempre ha tenido un único afán cuando acaba una legislatura política: que en la siguiente se haga realidad el fin de la violencia terrorista. Esta vez, a ese deseo de paz, se une otro: "que nunca más las víctimas seamos una moneda de cambio para ganar elecciones". El presidente de la AAVT, Joaquín Vidal (Sevilla, 1947) asegura que a la mayoría de las víctimas les está costando asimilar que algunos sectores políticos y de los medios de comunicación les estén "utilizando" como "arma arrojadiza". "Es lamentable, para nosotros han sido cuatro años muy duros", afirma.
La AAVT, que cuenta con 2.000 socios, ha optado por mantenerse al margen del debate político, pero tiene clara su opinión: "Creemos que el presidente del Gobierno está en su derecho de liderar la lucha antiterrorista". Aunque se haya oído demasiado ruido de fondo, Vidal considera que la política antiterrorista ha sido la de "una legislatura más, con las mismas circunstancias, con la ilusión que pone cada presidente de querer un país libre y en paz".
"El presidente del Gobierno tiene derecho a liderar la lucha antiterrorista"
"Siempre nos ha parecido correcto que los anteriores Gobiernos hayan intentado solucionar este problema con pactos y diálogo. Y esta vez nos ha parecido igual de correcto", asegura Vidal, que trabajaba como funcionario de prisiones en Sevilla I cuando, el 28 de junio de 1991, ETA envió a la cárcel un paquete bomba. Murieron cuatro personas y Vidal sufrió secuelas físicas y, sobre todo, psíquicas que aconsejaron su jubilación en 1993.
La AAVT reúne a personas nacidas o residentes en Andalucía que hayan sido víctimas de cualquier tipo de terrorismo. La mayoría, como Vidal, vivieron en primera persona la violencia etarra, pero también hay víctimas del GRAPO, del grupo Terra Lliure, algunos andaluces que viajaban en los trenes del 11-M, del atentado de Al Qaeda en Casablanca e incluso una joven granadina que sufrió un atentado en Egipto en julio de 2005. En total, 361 víctimas directas (heridos y viudos) y 835 familiares en primer grado de fallecidos (padres e hijos). Además, hay alrededor de 800 socios más que colaboran con la asociación, que nació en 1995 para garantizar a las víctimas apoyo jurídico, económico y psicológico.
La AAVT se rige por una premisa que, en los últimos tiempos, no parecen compartir otras asociaciones: todas las víctimas son iguales. "Hay unas a las que se recuerda siempre, pero debemos ser muy solidarios con aquellos de los que no se acuerda nadie. Eso es lo que hacemos aquí. Hay mucha gente que pasa el dolor sola". Por eso Vidal se reconoce "poco partidario" de que los actos organizados en los aniversarios de algunas víctimas más conocidas. Aún así, la AAVT acude a todos los celebrados en Andalucía. El último, hace 10 días, el homenaje al concejal del PP en Sevilla, Alberto Jiménez Becerril, y su esposa, donde un grupo de asistentes increpó al alcalde, el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín. "Para nosotros fue muy desagradable ver cómo se aprovechaba el aniversario de una muerte para hacer política", apunta Vidal.
Aunque lo "más repulsivo" para el presidente de la asociación andaluza es la actitud que ha mantenido esta legislatura la AVT, la asociación presidida por Francisco Alcaraz. "En las asociaciones autonómicas todos trabajamos de forma altruista. Pero Alcaraz y su mujer viven de esto. Es deplorable que haya personas que hagan de las víctimas su medio de vida".
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