Revolución juvenil en la F-1
La mitad de los pilotos de la parrilla tiene 26 años o menos y toma el mando ante unos veteranos que se resisten a dejar paso
La puerta la abrió Fernando Alonso en 2001, cuando llegó a la fórmula 1 con tan sólo 19 años. Entonces, el español tuvo que competir con la peor escudería del paddock (Minardi) y sus posibilidades de demostrar su talento fueron nulas. Pese a todo, Alonso se convirtió en 2003, ya en Renault, en el piloto más joven de la historia en conseguir una pole position, en subir al podio, en ganar una carrera y en ser, en 2005, campeón del mundo, título que alcanzó de nuevo en 2006.
Su ejemplo cundió. Y muchas marcas comenzaron a renovar sus plantillas. No fue sólo un objetivo de los equipos. También Max Mosley, el presidente de la Federación Internacional del Automóvil, y Bernie Ecclestone, como jefe supremo de la F-1, potenciaron esa idea. Comenzó entonces la revolución de la juventud. La prueba es que la mitad de los pilotos que este domingo tomarán la salida en el Gran Premio de Melbourne, el inicio del Mundial de 2008, tiene 26 años o menos. Vettel (20), Nelsinho Piquet y Rosberg (22) y Lewis Hamilton, Kubica y Nakajima (23) encabezan el cambio generacional. Fernando Alonso ya es casi un veterano (26). Y sólo la permanencia de veteranos como Coulthard (36), Barrichello y Fisichella (35) y Trulli (33) evita una diferencia en la media de edad más amplia respecto a otras temporadas.
El ejemplo de Alonso cundió. Y muchas escuderías renovaron sus plantillas
¿Quién es más popular de los 'bebes' de la F1? |
En 1998, los 22 pilotos que componían la parrilla del primer gran premio tenían una media de edad de 27,8 años. En 2003 había subido hasta los 28,3. Ahora, sin embargo, ha caído hasta los 27,5, aun sostenida por pilotos que se resisten a dejar paso a las jóvenes promesas.
Fisichella estaba sin equipo hasta que logró aportar patrocinadores por valor de 6,5 millones de euros al equipo Force India y le arrebató de esta forma el volante oficial al español Roldán Rodríguez, procedente de la GP2 y de 23 años.
Esta situación no es nueva. En 1998, Hill corrió con 38 años y en 2003 Panis lo hizo con 37. Pero el declive de los treintañeros parece imparable: en 1998 había ocho pilotos que superaban esa edad, en 2003 eran nueve y este año sólo serán siete.
El cambio fundamental, además, es que muchos de los que llegan ahora a la F-1 lo hacen en escuderías con posibilidades de conseguir buenos resultados. Alonso debutó en Minardi y hasta dos años más tarde no cogió un volante de Renault y pudo olvidarse de aquella lapidaria frase: "No me ganan los pilotos, sino los coches".
Cuando pisó el paddock por primera vez el año pasado, Hamilton no podía decir lo mismo. Su McLaren era uno de los coches más sólidos de la F-1, sólo comparable a los dos Ferrari. Tenía entonces 22 años y no pudo arrebatar el récord de la precocidad a Alonso. Pero la gesta que realizó de mantenerse en el podio en sus nueve primeras carreras y liderar el Mundial el año de su debut habría sido imposible en otra escudería, excepto Ferrari.
Tampoco Rosberg habría podido brillar y convertirse en la revelación en 2006 si no hubiera dispuesto de una plaza en la legendaria escudería Williams. Ni Kubica se habría convertido ese año en el ídolo de Polonia si no hubiera accedido a la F-1 directamente en BMW, lo que le permitió entrar en el podio en su tercera carrera. Más duro fue el comienzo para Sutil, el año pasado en Spyker, donde logró su primer punto, y para Vettel, en Toro Rosso, donde en 2007 concluyó cuarto en China. En cambio, tanto Piquet como Nakajima debutan este año en Renault y Williams respectivamente. Y Hamilton será el jefe de equipo en McLaren.
La revolución se consolida. Los viejos roqueros van perdiendo comba. Y los jóvenes, a rebufo de Alonso, llegan más fuertes que nunca.
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