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Entrevista:ÓSCAR FREIRE | Tricampeón del mundo

"Nunca perderé el orgullo de ser ciclista"

Carlos Arribas

Sepultado bajo el magma librado por la actividad volcánica de despacho en que se ha convertido el ciclismo, están el Sábado Santo, Óscar Freire (Torrelavega, 1976) y la Milán-San Remo, la clásica más larga (298 kilómetros), que cumple 101 años y que el tres veces campeón del mundo intentará conquistar por tercera vez y, así, deshacer el empate que mantiene con Miguel Poblet, dos veces ganador en los 50.

Pregunta. Dos victorias en la reciente Tirreno-Adriático ante gente sanremo como Petacchi, Pozzato o Bettini, ¿son un buen augurio para el sábado?

Respuesta. Pocas veces se da un nivel como el que ha habido esta Tirreno. Y yo no me puedo quejar, he entrado en tres sprints y he hecho dos primeros y un segundo. Esto no quiere decir mucho de cara a la San Remo. En 2004, cuando la gané por primera vez, llegué con dos etapas de la Tirreno, pero el año pasado no había ganado ninguna, y también me llevé la clásica. Y yo me siento ni mejor ni peor que otros años, más o menos igual.

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P. Si gana, será ya para pensarse si no ha alcanzado la culminación de su carrera...

R. No, una tercera San Remo para unir a mis tres Mundiales no sería la culminación. Aún pienso seguir dos años más, hasta 2010, y algo más tendré que ganar, ¿no? Tengo una buena oferta del Rabobank, y seguramente seguiré con ellos.

P. Es la pregunta de todos los años, ¿Quién se impondrá éste en la eterna lucha entre sprinters y atacantes?

R. Las posibilidades de que llegue una fuga son mayores que otros años. Hay corredores muy fuertes que harán hueco subiendo y será difícil cerrar los huecos porque también hay muchos que no saben todavía dónde está su sitio en el pelotón. Pelean por posiciones que no son las suyas y nos fastidian a los que sí que sabemos dónde tenemos que estar. Y no les vale con hacerlo un día, se pasan probando todo el año sin encontrarse. Por mucho que digan que Bettini está gordo y flojo, seguro que está delante. A los que he visto más flojos es a los sprinters. A Petacchi no le he visto tan fino como otros años.

P. Los verá así porque quizás esté usted más fuerte...

R. No, yo no estoy mejor que otros años, yo estoy igual. La llegada, que se hace este año un kilómetro más allá de Vía Roma, es muy buena para mí.

P. Hablamos de una carrera, y suena raro en unos tiempos en los que las noticias del ciclismo llegan siempre de otros frentes.

R. A mí me han ido bien las cosas, pero veo cómo machacan a mi deporte y los ciclistas no podemos más que dejarnos llevar por la ola, seguir la corriente. Esto está cada vez peor, y nadie hace nada. Y ya no es un problema de dopaje.

P. Se le nota resignado; se supone que no se sentirá a gusto...

R. Me da rabia. Empecé cuando el ciclismo tenía mucha audiencia, y aún fue a más, pero está ahora más baja que nunca. Sin embargo, he estado en América y he visto allí más afición. La gente lo ve como un espectáculo, con una mirada limpia, más ingenua. En cambio en la Tirreno, tampoco ha habido mucha gente, y estábamos todos los cracks.

P. En todo esto, ¿pintan algo los ciclistas?

R. La culpa no es nuestra, de los corredores. Es de la guerra de poder. Hacen lo que quieren con el ciclismo y no lo deberían permitir los equipos, son ellos los que se tienen que mover. Esto no se va a poder solucionar entre los ciclistas.

P. Les hacen controles hasta cuando se les mueren los hijos...

R. Se dan muchos casos vergonzosos, pero parece que pierden importancia por tratarse de ciclismo, una cosa más y se acepta como lo más normal del mundo. Ya nada sorprende en el ciclismo, pero si ocurriera en otros deportes sería escandaloso.

P. Y con todo esto, ¿no le dan a usted las ganas de dejarlo?

R. No, esto no me afecta al orgullo, a la alegría que siento cuando consigo victorias. Me gusta competir y ganar, y me sigue dando una gran satisfacción, aunque al día siguiente no me vea en los periódicos. Ya sé que no se nos trata de igual manera que a Nadal o Alonso, por ejemplo, pero no sólo al ciclismo: otros deportes importantes, como el atletismo, tampoco se valoran, pero nunca perderé el orgullo de ser ciclista.

Freire, en el momento de ganar la Milán-San Remo de 2007.
Freire, en el momento de ganar la Milán-San Remo de 2007.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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