Las tijeras de la fama
Estaba pobremente traducido al inglés y algunos detalles eran sospechosos, pero aun así el e-mail caló el lunes. Anunciaba el lanzamiento de GC Exclusive, una marca de ropa diseñada por George Clooney y se difundió tanto, que ayer Clooney emitió un comunicado. "Es una broma pesada", decía el actor.
Hace unos años, una tomadura de pelo como ésta difícilmente hubiera provocado la reacción del interesado. Pero hoy, ¿quién se atreve a ser el primero en reírse del chiste? Ya no es que actrices, modelos o músicos se metan a estilistas. Hasta sus padres, hijos o hermanos se toman la tijera por la mano. Tras asumir con naturalidad que Paris Hilton o Jennifer López pueden diseñar una sisa, ¿por qué no va a saber Clooney coger dobladillos?
Lo más preocupante es que este fenómeno coincide con la creciente impaciencia de la industria con las aventuras de los diseñadores titulados. No hay tiempo de que las ideas cuajen. Hace 15 días, apenas una semana después de presentar su tercera colección, Paulo Melim Andersson fue retirado de la dirección creativa de Chloé. Andersson apenas había cumplido 17 meses en el cargo y fue reemplazado por la ayudante de su predecesora Phoebe Philo. La noticia fue una alerta para un sector que vive tiempos agitados.
En febrero, se anunció que Lars Nilsson dejaba Gianfranco Ferré dos semanas antes de presentar su primera colección. El diseñador sueco había aterrizado en Milán en septiembre para suceder a uno de los grandes, muerto en junio. Sí consiguió estrenarse en febrero el colombiano Esteban Cortázar, que debutó en Ungaro. Como el cuarto diseñador en la firma desde 2001.
Una mareante lista de falsos arranques. Una inagotable serie de famosos que dan notoriedad instantánea. Es posible que se trate de realidades inconexas. También podría ser un síntoma de lo que prima en la industria de la moda hoy.
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