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Columna
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Bostezar

Si nuestro paso por el mundo tuviera alguna finalidad mínimamente sensata ¿a quién se le iba a ocurrir inventar el sacacorchos o escribir una novela? Pero la vida es un juego de azar y hay que aguantar la mano como viene. Gracias a eso el ser humano ha sido capaz de inventar cosas fantásticas como el ajedrez, los botones de las camisas y las cometas con forma de mariposa. Muchos avances de la Historia se deben precisamente al aburrimiento. Las personas adquirimos el hábito de bostezar ya en el seno materno. Cualquiera que haya hecho el seguimiento de un embarazo a través de ecografías puede confirmarlo. También bostezan las aves, los elefantes y los peces cebra con los que, por cierto, compartimos más de la mitad de nuestro genoma. Sin embargo, estas especies no han conseguido sacarle punta al tedio existencial. El hombre por el contrario ha demostrado una vocación encomiable al empeñarse en desentrañar fenómenos absolutamente extraños desde cualquier punto de vista que se les mire como el cubo de Rubik, el mercado de divisas, o la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz. Forma parte de nuestra naturaleza. A Bach el aburrimiento le impulsaba a escribir partituras en la mesa de la cocina. Trazaba fusas y semifusas en el pentagrama, mientras miraba la niebla a través de un ventanal para componer Ana Magdalena. Pasteur, por su parte, se pasaba las horas contemplando un tazón de leche en un peldaño de las escaleras, a la puerta de su casa de Arbois, hasta que un día por fin descubrió una fina capa de nata repleta de microbios.

La primera vez que pronuncié la palabra microbio, sentí que el mundo realmente era un lugar extraño que merecía ser explorado. Lo insignificantemente pequeño es el contrapunto perfecto de lo infinito, por eso el invento de la pinza de la ropa encierra la misma grandeza que el Teorema de Pitágoras. En una simple gota de agua hay más moléculas que estrellas en la inmensidad del Universo, sin embargo, todavía hay gente que va por ahí convencida de que tiene más merito haber nacido en Guipúzcoa que ser de Albacete. Otros se hacen de la Adoración Nocturna porque creen que es mejor ser español y católico que finlandés y budista. Son misterios.

Está comprobado que el bostezo estimula la circulación sanguínea, relaja los músculos faciales y ensancha los pulmones. Si usted escucha a Camps hablar del problema del trasvase y se le abre la boca, todo el Ebro le caerá dentro. El aburrimiento es una señal inequívoca de inteligencia, que, vale, no nos hará más sabios ni reducirá nuestra cuota de hastío personal o colectivo, pero nos permite ser dueños de nuestro tedio y ejercitar un cansancio de calidad superior. Por así decirlo.

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