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Hallada ahorcada la dueña del burdel favorito de las élites de Washington

Deborah Palfrey acababa de ser condenada por dirigir una red de prostitución

Yolanda Monge

No sólo una. Sino varias veces. La conocida como Madame DC había asegurado que prefería morir a vivir entre rejas. Deborah Palfrey, 52 años, juró que no volvería a ser encerrada por regentar una red de prostitución en la capital de EE UU. "No pienso volver a la cárcel. Antes me mato", dijo. El jueves la encontraron ahorcada. Palfrey había sido declarada culpable el 15 de abril de dirigir una red de prostitución en Washington que daba servicio a destacados políticos y personalidades. También fue hallada culpable de lavado de dinero, de usar el correo para propósitos ilegales y de estar vinculada al crimen organizado.

Palfrey había negado que su servicio de damas de compañía estuviera involucrado en prostitución, y señaló que si algunas de las mujeres tuvieron relaciones sexuales a cambio de dinero, lo hicieron sin que ella se enterara. En el momento de su muerte, Madame DC estaba a la espera de conocer la sentencia. La condena podría haber sido de cinco a seis años de cárcel.

El cadáver de Palfrey fue hallado en un cobertizo cercano a la casa-caravana en la que vive su madre, a 32 kilómetros al noroeste de la ciudad de Tampa (Florida). Aparentemente, Palfrey se había ahorcado la noche antes utilizando una cuerda de nailon que ató al techo del cobertizo. Fue su madre, Blanche Palfrey, de 76 años, quien pasadas las once de la mañana del día siguiente llamó a la policía para notificar el hallazgo. Palfrey dejó dos notas en una libreta explicando sus razones para quitarse la vida, así como otros escritos dirigidos a sus familiares.

"Estoy totalmente segura de que no voy a ir a una prisión federal ni siquiera por un día, no hablemos de cuatro u ocho años, porque antes llamaré a subsecretarios o a cualquier otro. No estaré ni un segundo, y traeré hasta el último de ellos de ser necesario", dijo Palfrey el año pasado a la cadena de televisión ABC después de que diera a conocer un registro telefónico que revelaba a algunos de sus clientes. Dan Moldea, un periodista de Washington que conoció a Palfrey mientras analizaba la posibilidad de escribir un libro sobre ella, dijo que la mujer se mostró optimista sobre su juicio, incluso cuando el caso quedó en manos del jurado. Tras enterarse ayer de su muerte, el periodista recordó una conversación que tuvo con ella el año pasado: "No voy a regresar a prisión. Antes me suicido".

Palfrey fue encarcelada 18 meses en California a principios de los años noventa por regentar otra red de prostitución. "Aquella experiencia casi me mató", dijo en una ocasión. El juicio contra Madame DC tuvo en vilo el año pasado a la clase política de Washington. Sin embargo, el proceso se cerró sin aportar detalles sobre sus servicios o quiénes eran sus clientes. Sí se supo que en su cotizado listín telefónico se encontraba el senador republicano David Vitter, quien pidió disculpas por haber cometido "un pecado muy grave", después de que su nombre saliera a la luz. La dimisión del entonces director de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), Randall Tobias, que citó razones personales para renunciar, también se relacionó con la red de prostitución.

Su muerte trae a la memoria el trágico final de una de sus pupilas, la profesora universitaria Brandy Britton, quien decidió acabar con su vida en 2006 tras ser detenida por prostitución. Palfrey comentó entonces que Britton -una madre soltera de dos hijos que se prostituía porque su sueldo académico no le bastaba- se había sentido "demasiado humillada". "Supongo que yo estoy hecha de una pasta distinta que la de Brandy Britton", dijo la madame durante el juicio. La ruina y el escarnio público le llevaron a buscar refugio con su madre. Allí debió cambiar de opinión y el camino de Britton debió parecerle menos doloroso que la vida que vivía.

Deborah Palfrey, <i>Madame DC</i>, habla a la prensa tras un juicio en Washington, en 2007.
Deborah Palfrey, Madame DC, habla a la prensa tras un juicio en Washington, en 2007.AFP

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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