Israel canjea a un espía de Hezbolá por los restos de soldados judíos
El Gobierno busca un acuerdo sobre los militares capturados en Líbano y Gaza
Nuevo episodio, rocambolesco y pleno de incógnitas, en Oriente Próximo. El espía Nisim Naser, que había cumplido condena a comienzos de año, fue deportado ayer por Israel a Líbano al tiempo que Hezbolá entregaba los restos de soldados israelíes caídos en la guerra del verano de 2006.
El Gobierno hebreo negó que haya pactado el intercambio con el partido-milicia chií, pero el canje no deja de interpretarse como un paso previo a un acuerdo de mayor envergadura: la entrega de los dos militares israelíes capturados en julio de 2006, la chispa que desató la guerra, a cambio de varios presos libaneses y de los cuerpos de milicianos en poder de Israel.
Olmert necesita un éxito diplomático ante el feroz acoso político que padece
Funcionarios israelíes hablaban de un "gesto" de Hezbolá para avanzar en las negociaciones sobre la liberación de Samir Kuntar, prisionero libanés que ha pasado casi tres décadas entre rejas. El Ejecutivo israelí, en un intento de dejar claro que no se alcanzó pacto alguno, afirmó que los preparativos para recibir los restos de los soldados tuvieron que organizarse a toda prisa. Muchos expertos no creen esta versión. Pero tampoco puede descartarse que el jeque Hasan Nasralá, líder de Hezbolá, decidiera la devolución inmediata de los cadáveres para que el acontecimiento pareciera fruto de un acuerdo.
Haya habido componenda o no, los mediadores no ocultaban su satisfacción. El ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, de visita en Líbano, aseguró: "Espero que impulse una dinámica que conduzca a nuevos resultados". Alemania es el país que dirige desde hace dos años la mediación para que Israel y Hezbolá canjeen los presos y cadáveres en su poder.
Nisim Naser, hijo de libanés chií y de madre judía convertida al islam, fue sentenciado a seis años de prisión tras un pacto extrajudicial en el que confesó haber recabado información sobre altos oficiales e instalaciones industriales israelíes para Hezbolá. Cumplida la pena, permaneció varios meses en detención administrativa, régimen que aplican los israelíes para mantener en prisión sin presentar cargos a supuestos terroristas. Naser regresó a su pueblo, Basuriya (localidad natal de Nasralá), y fue recibido como un héroe.
El interés del primer ministro, Ehud Olmert, por archivar el expediente de los dos soldados desaparecidos en Líbano (y el del cabo capturado en Gaza, Gilad Shalit) es enorme. Aunque Nasralá se ha negado a decir si Eldad Regev y Ehud Goldwaser están vivos o muertos, la vuelta a casa de los uniformados o la devolución de sus cadáveres supondría un alivio para Olmert, ahora que padece un acoso político feroz.
Por otro lado, el Gobierno israelí, desoyendo las demandas de EE UU, aprobó la construcción de 900 viviendas en las colonias de Har Homá y Pisgat Zeev, en Jerusalén Este, la mitad de la ciudad que los palestinos exigen como capital de su futuro Estado. Los dirigentes palestinos calificaron la iniciativa de "bofetada" a las negociaciones de paz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.