Con el carrito hasta las once
Primer día con la ley que permite a las tiendas abrir más horas
Son las diez de la noche en el centro comercial de Aluche. Se apagan las luces de los pasillos que bordean al hipermercado Carrefour. El resto de tiendas ha cerrado a su horario habitual, entre las nueve y las diez, a excepción de los locales de restauración. Pero los clientes siguen comprando en la gran superficie de la marca francesa. Ningún aviso de "señores clientes, les informamos de que Carrefour va a cerrar sus puertas". Desde ayer y hasta el 30 de septiembre, los consumidores pueden comprar de 9.00 a 23.00.
A partir de esa hora, todos los usuarios deben estar fuera de la línea de cajas. Pero en el interior, no todo el mundo ha completado su jornada laboral. Reponer estanterías, cuadrar las cuentas o limpiar los pasillos son algunas de las tareas que pueden alargar la hora de cierre hasta la medianoche.
"Es una gozada venir a comprar a estas horas", dice un cliente
Paloma, de la sección de joyería, lleva 13 de sus 38 años trabajando para la empresa francesa. "A mí me afecta muchísimo este cambio de horario. Antes podía marcharme a casa en transporte público, pero ahora no". Vive en Valdemoro, a 28 kilómetros del centro comercial de Aluche. Su marido se desplazará en coche para recogerla. Además, no va a cobrar ninguna hora extra.
La entrada en vigor de la nueva Ley de Modernización del Comercio permite a todas las tiendas abrir cuantas horas quieran. Antes estaban obligados a cerrar entre la medianoche y las siete de la mañana, con un máximo de 90 horas de lunes a sábado. Carrefour, con 21 hipermercados en la región, es la primera gran superficie que amplía su horario.
Entre los trabajadores todavía existe desconcierto. Los que tienen un contrato de 40 horas semanales cambiarán su hora de entrada para adaptarse al nuevo cierre.
Es el caso de Cristina, de 22 años, que trabaja en la sección de moda del Carrefour de Aluche. Ella no cree que vaya a contribuir a crear más empleo. "Sólo reajustarán nuestros horarios", asegura. Su compañera Daniela, de 25, tiene un contrato de 30 horas semanales, y pasará a hacer 36. "Por una parte me parece bien, ganamos un poco más, pero por otra, creo que vamos a notar el cansancio", se lamenta.
Francisco, de 34 años, lleva siete trabajando en el Carrefour de San Blas. Ayer salió a las 10 de la noche. "Nos va a perjudicar", se queja. "Como mucho vamos a cobrar un plus de nocturnidad de 1,20 euros a la hora, y luego quítale los impuestos". Él vive en Vallecas, y cuando tenga que salir a las 12 de la noche, no va a encontrar autobuses que le lleven a casa. "Este año no pueden tocar mi horario (trabaja a jornada completa), porque ya está firmado el calendario laboral, pero ya veremos el año que viene". Y dice que no todos los que terminan a las once de la noche lo hacen voluntariamente.
Cuando la gente se entere bien, sí se va a notar. Ayer, había gente que salía después de las diez con carros cargados de bolsas hasta los topes. Algunos se alegraban de los nuevos horarios, porque les permite disfrutar más tiempo de otras actividades, como las piscinas cercanas del barrio de San Blas. Pero sobre todo, lo que más valoran es que a estas horas de la noche hay poca gente, que pueden hacer las compras con más rapidez y comodidad, sin aglomeraciones, y que las empleadas atienden mejor porque "hay menos tensión", como asegura Juan, de 35 años, que estaba comprando y salía con dos bolsas. "Es una gozada venir a comprar a estas horas", cuenta mientras se dirige hacia su motocicleta.
Es una opinión que comparten Emilio y Nair, dos venezolanos que se encuentran también en el Carrefour de San Blas. Creen que si abriera "toda la noche, como en Venezuela, sería mejor". "Llegamos a las once menos veinte", relatan, "y acabamos de salir a las once", justo cuando están cerrando las puertas.
A esas horas queda ya muy poca gente en el hipermercado. Algunas cajas ya están cerradas y los empleados van saliendo por la puerta de atrás. Se quedan esperando a algunos compañeros sentados en un banco fuera del edificio. José, de 29 años, que trabaja a media jornada porque estudia Derecho, cuenta que a la chica de la parafarmacia no la han dejado salir porque en algunas secciones de atención al público no les dan la opción de elegir. "Te tienes que quedar a la fuerza", afirma.
Son más de las once y algunos empleados todavía están limpiando. Para ellos también se acaba el día en que se estrenó la nueva ley de horarios.
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