La playa como factor de riesgo

Nadie va a poner en duda a estas alturas los beneficios de disfrutar de la brisa de la costa, tomar el sol con moderación o darse un refrescante baño en el mar. Sin embargo, a determinada edad, un chapuzón puede convertirse en un factor de riesgo en personas con enfermedades de base en las que un esfuerzo puntual o un brusco cambio de temperatura al lanzarse al agua pueden desencadenar la afección que sufre e incluso provocarle la muerte.

Esto es lo que ha pasado a buena parte de los bañistas fallecidos este año en el litoral valenciano, a la vista de los datos ofrecidos ayer por Cruz Roja. El presidente autonómico de la entidad destacó el descenso de fallecidos en las playas bajo la cobertura de su entidad -protegen el 60% del litoral valenciano- y en horario de vigilancia. Mientras el año pasado, a estas alturas de verano ya habían muerto ocho personas, este año son tres.

Cruz Roja presta labores de vigilancia en el 60% del litoral valenciano

Gobernación tiene contabilizados 9 fallecidos desde junio sin el de ayer

Pero además, todos ellos tenían más de 69 años y padecían una enfermedad sobrevenida que motivó el posterior ahogamiento. En esta franja de edad no son frecuentes los rescates en el mar por agotamiento, tirones musculares, corrientes o ataques de ansiedad al verse lejos de la playa, como sí sucede con población más joven. "Las personas mayores o son buenos nadadores y se meten en el mar sin problemas, o no lo son y no se alejan de la orilla; es un perfil de gente prudente", apunta José Miguel Rebollo, vicepresidente autonómico de la entidad.

Cruz Roja tiene contabilizados los fallecimientos de un turista guipuzcoano en la playa del Morro del Gos en Oropesa de 69 años, un bañista de Tavernes de la Valldigna por encima de los 70 años y otro alemán de 75 años en Guardamar del Segura. En este caso, falleció cuando llevaba puestos un arnés y un chaleco salvavidas, lo que indica que murió mientras practicaba deporte y que la causa más probable fuera un paro cardiaco.

También era una persona con un aparente buen estado de salud el último fallecido en el litoral valenciano: un hombre de 67 años muerto en Dénia cuando practicaba piragüismo, cuyo cadáver se recuperó ayer. El mismo perfil tenía el fallecido el domingo en la playa del Cura de Torrevieja. Sufrió una parada cardiorrespiratoria que hizo inútiles todos los esfuerzos practicados para reanimarle.

Ninguno de estos dos estaba en playas controladas por Cruz Roja, pero encajan perfectamente con tipo de muerte registrada este año por la entidad humanitaria. Al margen de sus registros, debido a que la vigilancia en las playas es de competencia municipal, no existen informes centralizados de muertes en la playa por ahogamiento u otros motivos. La Consejería de Gobernación realiza un seguimiento a partir de los casos publicados en prensa. En junio contabilizó tres casos y en julio, seis (aún no figura el de Dénia de ayer). De los ocho casos en los que consta la edad, seis tenían más de 75 años y uno de ellos 60.

Al margen de la información relativa a vigilancia en playas, Cruz Roja informó ayer en su balance de 2007 que atendió a 266.179 personas en la Comunidad Valenciana gracias a sus 103.710 socios y 12.851 voluntarios