Sólo el comienzo
El PIB de la eurozona ha descendido un 0,2% en el segundo trimestre, por primera vez desde la constitución de la Unión Monetaria. Descontada la ralentización de aquellas economías más vinculadas al ciclo inmobiliario (España e Irlanda), el deterioro ha venido por el ajuste en aquellas que habían mostrado una mayor resistencia: Francia, Italia y sobre todo Alemania. Todo parece indicar que estamos ante un hundimiento de la demanda interna con motivo de la pérdida de dinamismo del consumo privado y la inversión, residencial y empresarial.
El futuro no es halagüeño. Los indicadores adelantados de actividad y sentimiento económico de consumidores y empresarios están en niveles muy deprimidos, acusando un contexto de fuerte restricción crediticia, desaceleración del ciclo global y deterioro de los pilares básicos que sustentan al consumo de los hogares.
Hay, por ahora, pocos apoyos: las muy elevadas tasas de variación de los precios al consumo sitúan al BCE ante un dilema que tardará meses en resolverse. Si continúa la reciente moderación de precios de las materias primas y del pulso económico, la ayuda -en forma de rebajas de tipos- llegará en 2009. Por el momento, lo más probable es que el débil crecimiento se instale en el área euro hasta bien entrado el próximo ejercicio.
Sara Baliña es profesora de la Escuela de Finanzas Aplicadas AFI.
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