La falta de fondos en la Universidad de Santiago pone en riesgo ayudas de la UE
Las investigaciones punteras se realizan "en condiciones infrahumanas"
Fonseca no está triste y sola sino necesitada. Con una deuda de más de 38 millones de euros y unos fondos de la Xunta que no le dan ni para cubrir los gastos ordinarios, la Universidad de Santiago encara uno de los cursos más difíciles de su historia. La falta de dinero ha obligado al Rectorado a retrasar sus grandes proyectos y a plantearse la renuncia a millonarias ayudas europeas que consiguió compitiendo con instituciones de todo el continente. Las aulas y los laboratorios donde se realizan investigaciones punteras se han quedado varadas en el siglo pasado. "No hay peligro de derrumbes, pero se trabaja en condiciones infrahumanas", lamenta el vicerrector de Economía, Miguel Vázquez Taín.
En los últimos cuatro años, la Universidad compostelana ha sobrevivido con ayudas europeas. "Con dinero propio, las acciones han sido simbólicas", explica Vázquez Taín. "Lo que nos da la Xunta para obras nuevas lo usamos para tapar agujeros y hacer reformas básicas en edificios". Pero hasta esa financiación externa está en peligro. El Rectorado estudia ya renunciar a los cinco millones de euros concedidos por el fondo Feder de la UE para construir un animalario en el futuro Campus de Ciencias da Saúde que se articulará junto al Hospital Clínico. Los otros cinco que completan el presupuesto iban a ser financiados con fondos propios pero las arcas están vacías.
Las ayudas europeas para pagar la segunda y tercera fase de la nueva Facultade de Bioloxía también están amenazadas por la crisis. "Las vamos a pasar negras para completar las obras antes de terminar el año 2010", advierte el vicerrector, que considera "sangrante" decir no a dinero de Bruselas que se logró "por acreditar valía investigadora".
El edificio de la Facultade de Químicas de Santiago fue inaugurada en 1961 como sede de la Facultad de Ciencias. Poco ha cambiado en sus instalaciones desde entonces. "Tenemos una facultad del siglo XXI con instalaciones del siglo XIX", sentencia su decano, Ramón Estévez. En el Departamento de Química Orgánica, los investigadores del profesor Ricardo Riguera fabrican dendrímeros, es decir, cápsulas infinitamente pequeñas para trasladar fármacos por el cuerpo. Su aportación a la nanotecnología la realizan estos científicos entre muebles y vitrinas de la España de los 60, es decir, "los que se usaban en Europa hace 100 años". "Algunas de las instalaciones de esta facultad no cumplen estrictamente los estándares de seguridad que se exigen hoy en día", reconoce Estévez.
El decano asegura que Químicas de Santiago es "el principal recurso científico y tecnológico de Galicia" y en las clasificaciones oficiales ocupa el cuarto lugar entre el medio centenar de facultades de este ámbito que funcionan en España. Inditex ha encomendado a uno de sus grupos de investigación -el dirigido por Rafael Cela- el control de calidad de sus prendas.
El origen del problema, apunta el decano, está en el sistema actual de reparto de fondos tanto por parte de la Xunta como dentro de la Universidad. "Los criterios que se utilizan para asignar los recursos son distributivos, no se utilizan parámetros docentes e investigadores", se queja Estévez. "Son tan pocos los recursos que tenemos que para incentivar a los grupos punteros tendríamos que apagarle la luz y la calefacción a los que no despuntan", ironiza el vicerrector.
La reforma de Químicas no es la única que deberá esperar. La crítica situación económica provocará demoras en el futuro Campus de Ciencias da Saúde. El proyecto prevé en seis hectáreas un Centro de Investigacións Médicas (que costará más de 9 millones), un Centro de Investigación en Ciencias e Tecnoloxías da Vida, una Facultad de Medicina, otra de Odontología y una Escuela de Enfermería. Estas dos últimas, admite el Rectorado, ya llevan "mucho retraso" por falta de dinero. El otro gran proyecto, el Campus de Ciencias de la Educación al que se mudará Magisterio, tendría que iniciarse ya. "No es posible y las obras se van a demorar muchísimo en el tiempo", señala Vázquez Taín.
A la cabeza de España
De las 47 universidades españolas, sólo cinco tienen un porcentaje mayor de ingresos por investigación en sus cuentas que la de Santiago. En 2007 las arcas compostelanas recibieron 48,7 millones de euros por este concepto, lo que supone un 21,03% de su financiación neta. Únicamente superan a la institución gallega la Universidad de Cantabria, la Rovira i Virgili de Tarragona, las Politécnicas de Cataluña y Valencia y la Autónoma de Madrid.
El Rectorado recuerda que Santiago está entre las diez instituciones españolas con menos recursos y que este ritmo investigador se ha mantenido gracias al "sobreesfuerzo" de los profesores y a la suspensión de inversiones en infraestructuras. Pero según el rector la situación es "insostenible". Senén Barro pide al bipartito un sistema de financiación que garantice fondos para que la cuna del saber en Galicia no emprenda una caída en picado.
La decisión está, paradójicamente, en manos de dos profesores de la institución compostelana: el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, que llegó a ser vicerrector de Asuntos Económicos, y la conselleira de Educación, Laura Sánchez Piñón, catedrática de Genética.
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