Hartos de la tiranía de los coches
La asociación Pedalibre pide a Gallardón que apueste de verdad por la bici
Comienza un nuevo año, como siempre, lleno de buenos deseos. No cabe duda de que gran parte de la ciudadanía madrileña desearía para este año, y muchos otros, que el lugar en el que habita tuviera una mayor calidad de vida. Si preguntásemos uno por uno a los habitantes de esta ciudad, muchos probablemente señalarían como una de las principales causas del deterioro de su calidad de vida la movilidad urbana que les toca padecer a diario.
Hasta aquí parece no haber conflicto, ya que todos parecemos estar de acuerdo en que la movilidad es mejorable. El problema estriba en las soluciones que se han ido aportando desde el Ayuntamiento que usted dirige en los últimos años, que, aunque con buenas intenciones, en el fondo no han hecho sino agravar progresivamente la situación.
Vivir en una metrópoli densamente poblada y promover la movilidad de los automóviles particulares, a los que prioritariamente se tiene en cuenta a la hora de planificar la ciudad, no puede tener otras consecuencias que las que hoy padecemos: una ciudad absolutamente colapsada de coches y con unos índices de ruido, contaminación y estrés que superan con creces los de la mayoría de las ciudades europeas.
Es cierto que últimamente se han comenzado a adoptar medidas distintas y se intenta promover el transporte público, además de haberse empezado a hablar por fin de la bicicleta como parte de la solución a los problemas de movilidad. Pero en el fondo se ha seguido cayendo en los mismos errores de siempre una y otra vez y, al fin y al cabo, las principales inversiones se han seguido destinando a los vehículos contaminantes, como demuestra el ejemplo de la costosa ampliación de la M-30.
Parece ser que mejorar la movilidad equivale a "mejorar la movilidad de los coches", y nada más. Ahora estamos en tiempos de crisis y muchas inversiones previstas para Madrid no van a poder llevarse a cabo. Entre ellas, cómo no, ha habido que aplazar parte del Plan Director de Movilidad Ciclista que usted aprobó el pasado año. Este plan debe comenzar a funcionar eficazmente, ejecutando no solamente las vías ciclistas, sino también las medidas complementarias que contemplaba y que ayudarían a mejorar la fisonomía de nuestra ciudad y darle una imagen más humana y moderna.
Estamos convencidos de que un número muy importante de ciudadanos de Madrid cambiarían gustosamente sus desplazamientos en automóvil particular por desplazamientos en bicicleta, al menos para una buena parte de sus trayectos cotidianos, si pudieran hacerlo en unas condiciones de comodidad o seguridad que hoy no tienen, o si pudieran llevar la bici en la red de transporte público a todas horas y en unas condiciones dignas. O por lo menos, si pudieran acceder cómodamente a las estaciones de metro o ferrocarril, o intercambiadores de transporte público, y dejar allí aparcada su bicicleta de un modo seguro.
Es indudable que mejoraría la salud y el estado de ánimo de la ciudadanía, y contribuiría a reducir el ruido y la contaminación. ¿Por qué no se considera prioritario aquí? ¿Es que acaso esta solución parece utópica? ¿No están demostrando miles de ciudadanos de otras grandes ciudades como Barcelona o Sevilla, donde sí se ha apostado decididamente por la bicicleta como medio de transporte urbano, que esta solución es posible? ¿Por qué Madrid sigue anquilosada en ideas trasnochadas?
Deseamos para este año, señor alcalde, que Madrid se una por fin al grupo cada vez más numeroso de ciudades que han acabado hartas de la tiranía, llamémosla así, que han impuesto los coches, y podamos ver bicicletas en nuestras calles con total normalidad.
La asociación Pedalibre de Usuarios de la Bicicleta lleva 25 años reivindicando el uso de la bici como transporte alternativo en Madrid.
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