Fallece un matrimonio intoxicado por monóxido de carbono
Jana encontró muertos a sus padres, Ana y Miguel, en la cama de su habitación ayer, cerca de las 10.30. La familia vivía en un adosado en Valdilecha (2.300 habitantes). A pesar de que los dormitorios están en la segunda planta, Jana, que estudia Veterinaria, dormía en la buhardilla, según explicaron amigos de la familia. Por eso el monóxido de carbono -que según los primeros indicios subió desde el sótano hasta la segunda planta- no le alcanzó.
La hija pequeña de la familia estaba ya en el instituto. Jana fue trasladada por una ambulancia del Summa al hospital de Arganda, donde ingresó con un cuadro de ansiedad e intoxicación leve por gas. Los bomberos de la Comunidad de Madrid pasaron toda la mañana realizando mediciones en la vivienda.
"A las diez y media vi a Jana en la calle", contaba ayer una vecina. "Gritaba: '¡Mi padre, mi padre! ¡Socorro!', y lloraba", cuenta.
Una vecina explicó a Efe que el matrimonio tenía la caldera estropeada desde hacía dos días, por lo que habían llamado al servicio técnico, aunque no sabía si ya la habían arreglado. La pareja trabajaba en una empresa de transporte marítimo ubicada en Villaverde. "Ella era comercial y él conducía una furgoneta", informó ayer Juan Garduño, responsable de la empresa. "Nos extrañó que se retrasaran, porque eran muy puntuales. Llamamos a casa por la mañana, pero nadie cogió el teléfono", añadió.
'Muerte dulce'
Un portavoz de Emergencias 112 explicó ayer que, a falta de los resultados de la autopsia, las pruebas recogidas por los bomberos apuntan a una intoxicación por monóxido de carbono. Según los vecinos de la misma calle, la caldera de la casa es de gasóleo y está ubicada en el sótano de la casa.
La combustión de gasóleo en condiciones de poco oxígeno, por ejemplo por falta de ventilación o por defectos en la caldera, supone que, tras la quema del combustible, en vez de generarse dióxido de carbono se crea monóxido de carbono. Este gas puede conllevar la llamada muerte dulce, porque rara vez el intoxicado detecta que lo está inhalando, al ser inodoro e incoloro, aunque produce algunos síntomas como somnolencia o dolor de cabeza. El gas es muy venenoso, ya que impide que la sangre transporte suficiente oxígeno a las células.
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