Una sombra sobre la campaña
La crisis frustró más de tres años de crecimiento por encima de la media española
La mayoría de los votantes acudirán a las urnas el 1 de marzo pensando en que su candidato es el gestor más preparado para afrontar la crisis. El debate económico se ha agarrado como una lapa a cada discurso de campaña. Tanto, que echando la vista atrás pocos se acuerdan de que el Gobierno bipartito tuvo un arranque de legislatura prometedor.
En 13 de los 15 trimestres que van desde enero de 2005 hasta septiembre de 2008, la economía gallega creció por encima de la media nacional, con tasas próximas o superiores al 4% durante dos años. Más que una burbuja, aquí la expansión de la construcción alcanzó el tamaño de una pompa en comparación con lo que ocurría en otras comunidades autónomas. El testigo lo cogió la producción industrial, en especial de las ramas del textil, la automoción y la producción naval. La tasa de parados cayó hasta situarse en el 7,5% de la población activa al finalizar 2007. Galicia continuó siendo la quinta comunidad autónoma española más exportadora con unas ventas al exterior llegaron a crecer un 30% en los dos años posteriores al 2005. El sector servicios mantuvo su peso sin los fastos de años Xacobeos y se avanzó en la convergencia con España.
Pero en la gestión se pusieron en evidencia algunas sombras. El bipartito optó por repartirse el área económica a medias: mitad para el BNG, con Innovación e Industria, y mitad para el PSdeG con Economía. Cada consellería fue por su lado, sin coordinación e incluso entrando en competencia directa. La bipolaridad llegó a su punto máximo con la creación de un organismo que, sin ser paralelo a Industria, sí se inspira en sus cometidos: la Fundación Galega para a Sociedade do Coñecemento. El experimento ordenado directamente por Emilio Pérez Touriño y liderado por el ex director de PSA en Vigo Javier Riera no cuajó como le hubiese gustado al PSdeG.
Y entre tanto llegó la crisis, y con ella las medidas para contenerla. La Consellería de Economía implicó a las cajas e intentó hacer llegar el crédito a las pymes incluso antes que el ICO. En el último año se inyectaron 750 millones a través de avales, medidas de apoyo al capital circulante y líneas para refinanciar pasivos. Por los despachos de la Xunta no dejaron de pasar colectivos en crisis reclamando su parte, desde constructores hasta navieros o grandes firmas textiles. Pero no hubo ayudas sectoriales.
Traballo improvisó varias medidas a cortísimo plazo, como la contratación de 2.000 personas para limpiar los montes o el reparto apresurado de fondos con el fin de contener una ola de expedientes de regulación de empleo en la automoción. Más de un sindicalista cuestionó discretamente el reparto, pero nadie dio la cara para protestar.
Entre tanto, Industria se enzarzaba con el concurso eólico, que por primera vez se realizaba con criterios objetivos. Al adjudicar de una vez toda la potencia eólica gallega, los descontentos no tuvieron empacho en reclamar, y en eso están. Mientras, Galicia es la tercera comunidad autónoma más endeudada. Una papeleta difícil para el próximo conselleiro.
Las propuestas de los partidos
- PP. Plan centrado en competitividad, ordenación del territorio, modernización de sectores, reforma de la Administración e infraestructuras. Creación de un business angels gallego.
- PSOE. Triplicar el apoyo financiero a las empresas. Reforzar el papel del IGAPE y sus relaciones con el ICO. Potenciar el capital riesgo y las empresas de la universidad.
- BNG. Instituto de crédito para Galicia. Lei de regulación de la actividad industrial, creación de un centro de servicios a las pymes. Recuperación de la construcción civil en Fene.
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