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Reportaje:Elecciones 1-M

La hora del relevo

Tres veteranos parlamentarios con años de trabajo en la Cámara dejan el escaño: José Antonio Rubalcaba (PNV), Juan Porres (EA) y Antton Karrera (EB)

La nueva legislatura, como la marea, traerá caras nuevas y se llevará otras habituales del paisaje parlamentario. Se trata de un cambio sutil dentro de la aparente continuidad que se observa en las listas de los partidos, abarrotadas de nombres habituales en la institución. Sutil por la significación de quienes no se presentan esta vez. Son políticos con una trayectoria parlamentaria larga y densa. Pesos pesados que han dejado huella, tanto en plenos y comisiones, como en los órganos de dirección de sus respectivas formaciones. Han sido testigos y protagonistas de la aprobación y desarrollo del Estatuto, que ha configurado la actual arquitectura institucional. Les ha llegado la hora del relevo.

Son 'tres pesos pesados' que han dejado huella en plenos y comisiones
Dejan el escaño pero mantienen la actividad política en sus partidos

En la relación de parlamentarios que saldrán elegidos el 1 de marzo no estarán esta vez José Antonio Rubalcaba (PNV), Juan Porres (EA) o Antton Karrera (EB). Tampoco lo hará María San Gil (PP), tras haberse apartado el pasado verano de su partido, al manifestar sus desavenencias con el líder, Mariano Rajoy, siendo la portavoz parlamentaria. Un cargo desde el que destacó por ejercer en la oposición de látigo del lehendakari Ibarretxe en las semanales sesiones de control.

El peneuvista José Antonio Rubalcaba es el más veterano de los que se retiran. A sus 68 años -28 de ellos en el Parlamento vasco- asegura que no va a dejar la política, a pesar de apartarse de la primera fila. "Estaré al servicio de lo que me pida mi partido", afirma. Además de portavoz parlamentario, coordinador y presidente de grupo, así como presidente de la polémica Comisión de Derechos Humanos en la época del Pacto de Lizarra, ha sido durante 16 años miembro del sanedrín peneuvista, el EBB, hasta el mes de diciembre.

Ha sido testigo de la creación y evolución del Parlamento vasco, desde sus primeras sesiones de prestado en la Diputación alavesa. Y asegura que, desde entonces a la actualidad, "la diferencia es mayúscula". De sus recuerdos que se amontonan destaca, entre los felices, el haber votado a "todos los lehendakaris"; el más "duro" y terrible, el asesinato de Fernando Buesa, su amigo. Porque, asegura, se trata de un Parlamento pequeño que facilita que "el roce sea más cercano" pese a las diferencias ideológicas.

El abogado Juan Porres (EA) también tiene, a sus 63 años, una prolongada historia institucional como primer director de la Ertzaintza, además de parlamentario "intermitente" en Vitoria en tres legislaturas: una en el Gobierno con Garaikoetxea, antes de la escisión del PNV; otra en la oposición al Gobierno de Ardanza como miembro de EA, y esta última con su partido en el Gobierno de Ibarretxe. Experto en leyes, Porres entró hace cuatro años con el objetivo de contribuir al alumbramiento del Nuevo Estatuto Político auspiciado por Ibarretxe, pero se va sin contribuir a la Ley de Consulta.

Antton Karrera (EB), veterano político desde los años del franquismo, ha combinado en las dos ultimas legislaturas el escaño en Vitoria y el papel de coordinador general de Guipúzcoa de EB. Admite que el país no ha avanzado en estos años lo suficiente en materia de pacificación y normalización, "aunque la sociedad es hoy más madura". Pero pone el acento en la intensa actividad parlamentaria que ha marcado la última legislatura, en la cual su partido ha conseguido dejar una perceptible huella e impronta social.

Una ausencia forzada

La verdadera transformación que se va a producir en el Parlamento la próxima legislatura es la que se deriva de la ausencia de la izquierda abertzale que no condena la violencia. Están muy lejos los años ochenta en los que los radicales no ocupaban sus escaños, despreciando toda actividad política para no legitimar una institución "estatutaria" que finalmente no han tenido más remedio que admitir y reconocer.

Ahora, después de que Batasuna descubriera el poder político y la influencia institucional de sus escaños, ha percibido el peligro que entraña el riesgo de quedarse fuera de la Cámara legislativa que antes calificaba despectivamente de "vascongada". La cuestión es, una vez que se queda fuera, cómo va a sustituir la plataforma de presencia política y recursos económicos que le ha supuesto la actividad parlamentaria a las distintas marcas de la izquierda abertzale, la última de ellas EHAK-PCTV.

Aunque su participación en las tareas de la Cámara han sido discontinua, han jugado un papel decisivo en cuestiones como la investidura de Juan José Ibarretxe como lehendakari o la aprobación con parte de sus votos del Nuevo Estatuto Político o la Ley de Consulta. A diferencia de lo que sucede en los ayuntamientos de sus áreas de influencia, en el Parlamento la capacidad de la izquierda abertzale para tensar la cuerda por su exclusión de las elecciones va a ser mucho más limitada.

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