Lleida recupera el Estany d'Ivars, que fue desecado en 1951 para uso agrícola
Más de 200 especies de aves han colonizado la laguna reconstruida
Lleida ha agregado a su rico patrimonio natural un nuevo espacio de indudable valor paisajístico y biológico. La recuperación del Estany d'Ivars (Pla d'Urgell), desecado en 1951 para destinarlo a usos agrícolas, es ya una realidad después de cuatro años de trabajos. La laguna ha alcanzado su cota máxima de agua, con 2,3 hectómetros cúbicos en sus 126 hectáreas de superficie inundada, lo que la convierte en la tercera zona húmeda de Cataluña, después del delta del Ebro y los Aiguamolls de l'Empordà.
Con el acto simbólico del levantamiento de una pala de regulación, ayer echó a andar un ambicioso proyecto que permitirá que las comarcas meridionales de Lleida dispongan de un importante polo de atracción turística y al mismo tiempo de un espacio de interés ecológico y educativo de primer orden. El lago, situado a caballo entre Ivars d'Urgell y Vila-sana, tiene 2.150 metros de longitud, 730 metros de anchura máxima y una orilla perimetral de casi 8 kilómetros. La profundidad media del lago será de tres metros -antes tenía cinco-, lo cual facilita las condiciones de vida de una vegetación diversa y de numerosas aves migratorias, algunas de las cuales hacía tiempo que no se veían en la zona.
Recuperación de un ecosistema que fue destruido hace más de 60 años
El camino para recuperar el lago no ha sido fácil, pese a que existía una total predisposición de vecinos y propietarios de las fincas que ocupaban la cubeta de la antigua laguna. Por diversos motivos, el proyecto estuvo encallado 10 años y no fue hasta 2005 cuando el consorcio institucional -Generalitat, Diputación de Lleida, ayuntamientos de Ivars d'Urgell y Vila-sana, el Consejo Comarcal del Pla d'Urgell y la Universidad de Lleida (UdL)- decidió darle el impulso definitivo iniciando su llenado con agua procedente del Canal d'Urgell. Sólo la sequía de años pasados ha impedido que la zona lacustre se recuperara antes.
Durante los últimos tres años, una vez eliminadas las aguas residuales y extraída la biomasa vegetal de la zona inundable, se han realizado plantaciones de vegetación de ribera, se han construido nuevos equipamientos para la observación de aves y, por último, se ha llenado el lago. Los técnicos han logrado reconstruir un ecosistema lo más parecido posible al que había hace seis décadas. Las instituciones que gestionan este espacio de interés natural pretenden convertirlo en un complejo de atracción turística y en un centro de educación medioambiental. Numerosos estudiantes, científicos especializados, naturalistas y ornitólogos han visitado la zona para estudiar el ecosistema y el proceso de recuperación del lago.
Joan Reñé, presidente del consorcio que gestiona la laguna, explica que la recuperación de este espacio es muy importante para mantener viva la memoria histórica y reparar la injusticia cometida con la desecación. "Da gusto ver cómo los abuelos explican a sus nietos sus vivencias en el entorno del lago", señala. Reñé también destaca las consecuencias positivas que tendrá para la economía de la zona, ya que al haber aumentado el número de aves -se han contabilizado más de 200 especies- el paraje será visitado por muchos ornitólogos y turistas con trípode.
La reactivación económica de la zona ya se ha notado con el aumento de restaurantes y plazas de turismo rural, casi inexistente hasta ahora. El número de visitantes también se ha multiplicado y ha pasado de 12.000 personas en el año 2006 a 49.000 en 2008. "Queremos que sea un turismo familiar y tranquilo", añade René.
El Estany d'Ivars tiene una historia milenaria y su formación obedeció a las condiciones geológicas del terreno. Inicialmente, era de poca profundidad y en algunos veranos se llegaba a secar completamente. Pero todo cambió con la construcción del Canal d'Urgell (1861) y la llegada del riego a los terrenos colindantes hizo que mucha agua de los desagües confluyera en su cubeta. Así, se convirtió en uno de los lagos más grandes de la Cataluña interior. Alcanzó mucha fama a finales del siglo XIX por la pesca de anguilas y por la caza de patos, actividades que se mantuvieron hasta su desecación.
Ahora no estará permitido cazar, sólo observar. Lo que no se ha descartado es la navegación con pequeñas barcas de remo en zonas restringidas del lago.
Aguas literarias
La recuperación del Estany d'Ivars ha generado diversos estudios que tratan sobre la historia de un paraje emblemático de la comarca en las primeras décadas del siglo pasado. Una de las publicaciones es La malària a l'Estany d'Ivars, de Ramon M. Guiu, en la que el autor expone que una de las razones por las que se secó el lago fue por haberse convertido en un foco de transmisión de esa enfermedad. Sin embargo, este extremo nunca se llegó a comprobar.
La recuperació: d'un somni a una realitat es el título de un volumen coordinado por el historiador Josep Maria Solé Sabaté que recoge imágenes, historias, anécdotas y testimonios de todas las épocas. El último libro, L'Estany de la mare, es un compendio de recuerdos infantiles de Lluïsa Teixidor Farreny, una mujer que nació hace 103 años cerca de la laguna.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.