Una mafia carcelaria ganó 25.000 euros con chantajes
La madre de un empresario encarcelado en Fontcalent lloraba tras visitar a su hijo. Un funcionario del centro penitenciario de Alicante le preguntó, y contó lo que pasaba: recibían llamadas amenazantes, y estaban pagando mucho dinero para mantener a su hijo con vida. Eso ocurrió en diciembre, y la pesadilla terminó ayer.
La dirección de la cárcel de Fontcalent denunció los hechos ante el juzgado, y la policía empezó a investigar. Fruto de esta operación los agentes han logrado desarticular una "red mafiosa", de la que, por ahora han detenido a 14 personas, cuatro de ellas reclusos, y otros diez colaboradores, que presuntamente se dedicaban a "amenazar y extorsionar" a otros reos y a sus familias "bajo amenaza de muerte", según fuentes de la Comisaría de Policía de Alicante.
14 detenidos, cuatro en Fontcalent, por amenazas de muerte a otros reos
Mediante este método de coacciones, la red habría obtenido "varios miles de euros" de la familia alcoyana de un empresario preso en Fontcalent. Se han intervenido 25 ingresos bancarios realizados por las víctimas a favor de los extorsionadores. Según la policía, los arrestados habrían conseguido como mínimo 25.000 euros.
La investigación, que continúa abierta ante la posibilidad de nuevas detenciones o de otros casos, surgió tras la denuncia de la madre que alertó de que su hijo estaba siendo "extorsionado" por un grupo de reclusos bajo amenazas de muerte y coacciones. La familia se vio forzada a realizar varios pagos a la mafia ahora desarticulada.
La mafia carcelaria estaba integrada por 15 personas, entre ellas cuatro de la cárcel de Fontcalent en Alicante y otro en la de Valdemoro (Madrid). Además de los presos, la policía ha detenido a otras diez personas (dos en Orihuela, cinco en Alicante, dos en Alcoi y una imputada pero no detenida en Valladolid) que desde el exterior de la cárcel eran los responsables de obtener información sobre la situación económica de las posibles víctimas, realizaban llamadas amenazantes y por último se encargaban de cobrar el dinero.
La estructura de la banda estaba "bien definida, con tareas específicas", según la Policía. Unos amenazaban a los presos, dándoles instrucciones para el ingreso del dinero en diversas cuentas, otros extorsionaban por vía telefónica a los familiares y otros se encargaban de recaudar el dinero.
La operación policial sigue abierta y ahora la policía trata de determinar el número total de presos que de manera directa o indirecta (a través de familiares) pudieron ser extorsionados.
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