"Lo de antes sí que era crispación"
Tiene tanta prisa Carmen Romero por volar y correr de mitin en mitin apurando las últimas horas de campaña que no siempre ha podido comer estos días. El miércoles, tras reventarse su móvil de puro estrés -el móvil, que no su dueña-, pidió prestado a un viajero en el aeropuerto de Madrid un teléfono que le permitió cumplir con una entrevista apalabrada con un diario de Ceuta, adonde llega hoy. Hacía escala entre Donosti y Valencia y al subir al avión, cuenta, no había ni agua para beber. "Ni pagando, vaya hambre que pasé".
Gajes de la política, a la que ha vuelto a los 62 años la abuela de cinco nietos, madre de tres hijos, ex esposa de Felipe González, ex diputada durante 14 años, profesora, traductora y hoy número seis de la lista socialista al Parlamento Europeo.
La ex diputada estrenará nueva vida en Bruselas tras los comicios del domingo
Así que por eso y por lo que pueda deparar el resto de campaña, Carmen Romero (Sevilla, 1946) no duda en pedir con convicción lo más sugerente que ofrece la carta en esta estación de Atocha que hoy parece una selva tropical: un tomate relleno de ventresca sobre un lecho de gazpacho frío, frío, exquisito. Y una cervecita. "Esto sí que lo voy a echar de menos en Bruselas, la comida".
Pero no mucho más. No tuvo grandes dudas cuando el PSOE le propuso volver a la política activa, cinco años después de abandonar las Cortes.
"Estoy entusiasmada. Estoy regresando a muchos lugares que ya pateé en muchas campañas, reencontrándome con viejos conocidos y caras nuevas y estoy sorprendida", dice. "Hay más jóvenes que antes mezclados con los mayores, están más formados, más abiertos, son europeos". Al ir estos días a Jaén, revivió por ejemplo un mitin de los ochenta que intentaba alentar la participación de la mujer. Hoy la alcaldesa es mujer y las concejales suman el 40% en la provincia. "Entonces envidiábamos a las nórdicas y hoy ellas nos envidian a nosotras".
Carmen Romero luchó siempre contra el estereotipo de esposa que una sociedad anticuada esperaba de ella cuando González llegó a La Moncloa, en 1982. "Sentía la presión, pero eso nunca me condicionó, yo viví mi propio modelo de mujer". Que fue, en resumidas cuentas, trabajar y trabajar.
-¿Y qué opina del otro modelo de primera dama, de quien se convierte en protagonista, como puede ser Carla Bruni?
-No opino sobre los que no han sido elegidos.
Está dicho todo. A este respecto. Pero el tomate fresco se ha acabado, la cerveza está apurada y urge antes de coger el AVE a Sevilla o el rumbo vital a Bruselas una buena ración de jamón. Por lo que pueda pasar. "Que sea media".
Romero está cargada de proyectos para trabajar allí por su gran pasión: la superación del abismo que separa las orillas del Mediterráneo a partir del impulso de la sociedad civil. Y culpa de la apatía que amenaza estas elecciones a los Gobiernos de derechas, que han actuado, dice, sin afán de construir Europa. A sus mítines también llegan voces discordantes, y alguna pitada han sufrido por la calle. ¿Crispación? "¡Esto no es nada! Yo he vivido la mayor crispación, la más fuerte, en los ochenta y noventa. Esto no es nada".
Se ha apasionado hablando y sale corriendo, a un minuto de perder el AVE. Hacia otro mitin.
En el horizonte, una nueva vida en Bruselas.
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