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Tensión en Irán

Los iraníes desafían la represión

Los 'pasdaran', el ejército ideológico del régimen, amenazan con aplastar con dureza las protestas - El Consejo de Guardianes admite anomalías en la votación

Ángeles Espinosa

El Consejo de Guardianes, una especie de cámara alta que sanciona los comicios en Irán, admitió ayer posibles irregularidades en tres millones de votos, pero afirma que eso no cambiará un resultado electoral rechazado por el candidato reformista Mir Hosein Musaví. En Teherán, un millar de sus seguidores volvieron a desafiar la prohibición de manifestarse pese al gran despliegue de basiyís la milicia que combate las protestas.

"Había muchos basiyís en Haft-e Tir, y cada vez llegaban más", relató a este diario un joven que se dirigía a su domicilio de vuelta del trabajo, en referencia a la milicia de voluntarios religiosos que ayudan a disolver las manifestaciones. "No permitían que nadie se parase, y los partidarios de Musaví que salían del metro o llegaban desde las calles adyacentes no tenían más remedio que dar vueltas a la plaza", contaba. Era poco después de las cuatro de la tarde y antes de las cinco, según este interlocutor, "había tantos basiyís que no podías dar dos pasos sin toparte con uno de ellos".

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No está claro si era a esa nutrida presencia de irregulares a lo que se referían los pasdaran. El ejército ideológico del régimen, que no se fundó para reprimir a la gente sino para defender al país de las amenazas externas, se había mantenido hasta ahora en un segundo plano. Sin embargo, en un comunicado colgado en su web, advierte a los opositores de "un enfrentamiento revolucionario" si persisten en sus concentraciones diarias, que califican de "conspiración" contra Irán. La dureza de esas palabras no les hace desistir.

Los partidarios de Musaví han convocado para hoy una huelga general y otro de los candidatos derrotados, Mehdi Karrubí, ha pedido a través de la web de su grupo que sigan las protestas.

Varios testigos coincidieron en que los milicianos usaron porras y gases lacrimógenos para disolver a los manifestantes. Uno de ellos dijo a la BBC que también hubo disparos al aire, pero esta corresponsal no pudo verificarlo. Los periodistas extranjeros tienen prohibido cubrir las manifestaciones no autorizadas y el Ministerio del Interior niega los permisos que solicita la oposición. "Yo no oí ningún disparo", dice un entrevistado, "lo que me llamó la atención es que algunos basiyís llevaban porras eléctricas".

"Es todo una lucha de poder entre los mandamases, no merece la pena que nos dejemos matar por ellos", decía un informático.

Otra fuente destacó que "las mujeres se encaraban con los paramilitares, les decían que son sus hermanos y sus compatriotas, pero ellos no reaccionaban". Lo que sí parecía molestarles es que la gente hiciera fotos o vídeos con sus móviles. "Vi que detenían a varios que estaban usando sus teléfonos con ese fin y también a quienes protestaban o desobedecían la orden de que no se parasen", añadió. Estas grabaciones se han convertido en casi la única fuente de imágenes de las protestas. Un testigo citado por la agencia France Presse estimó que habían detenido a entre 50 y 60 personas.

Además, las autoridades siguen su campaña contra los dirigentes de la oposición. Un portavoz de Musaví llamó a este diario para informar de la detención de Somayeh Saberi, la responsable de prensa extranjera de la campaña del candidato reformista. Los medios estatales, por su parte, dieron ayer la cifra de 457 detenidos durante la manifestación del sábado, que fue duramente reprimida. El jefe de la policía en Teherán, Aziz Ala Rayabzadeh, negó sin embargo que sus agentes hubieran disparado contra los manifestantes durante las protestas y en particular a la joven Neda, que se ha convertido en el símbolo de la contestación desde que su imagen desangrándose apareciera en YouTube.

"Los agentes no tienen permiso para disparar contra la gente. Sólo pueden usar material antidisturbios para evitarles posibles daños", declaró Rayabzadeh a la cadena por satélite Press TV. Sus palabras coinciden con los testimonios recabados por esta corresponsal. Los incidentes más violentos se han atribuido a los basiyís y en la mayor parte de los casos no se han producido durante las manifestaciones multitudinarias sino al final de éstas, cuando la mayoría de la gente ya se había retirado, o en las residencias universitarias de varias ciudades del país.

Mientras tanto, el portavoz del Consejo de Guardianes, Abbas Ali Kadkhodeí, aseguró que "las denuncias de los candidatos de que en entre 80 y 170 ciudades han votado más del 100% de los potenciales electores no son exactas". En una entrevista con el Canal 2 de la televisión iraní, Kadkhodeí precisó que "esa irregularidad sólo ha ocurrido en 50 ciudades". También subrayó que se trata de algo "normal", porque "no existe ninguna limitación legal para que la gente vote en otra ciudad o incluso en otra provincia" distinta a la de su residencia habitual (ver apoyo).

El portavoz estimó que esa circunstancia podía afectar "a algo más de tres millones de votos". Los analistas consideran esa cifra demasiado elevada para justificarse con personas que se encontraran viajando el día de las elecciones. Kadkhodeí aseguró que ni eso ni otras infracciones menores afectaban al desenlace de las elecciones, aunque añadió que, si los candidatos lo pedían, el Consejo podría recontar las urnas afectadas y determinar "si los posibles cambios en el recuento son decisivos en los resultados".

De momento, el Consejo de Guardianes no ha empezado a recontar el 10% de las urnas que ofreció como solución de compromiso a los tres candidatos derrotados.

Policías antidisturbios motorizados cortan el tráfico durante una patrulla en Teherán.
Policías antidisturbios motorizados cortan el tráfico durante una patrulla en Teherán.AFP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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