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Reportaje:Gran Premio de Singapur

A Renault no le queda casi nada

La escudería francesa afronta su mayor descrédito y su futuro más negro: ha perdido los patrocinadores, ha sido humillada por el escándalo de Briatore y Piquet, y Alonso tiene pie y medio fuera del equipo

El futuro de la escudería Renault es ahora más negro que nunca. Mientras el equipo sigue asegurando que su intención es seguir adelante en la carísima aventura de la fórmula uno, algunas voces internas están empezando a cuestionar de nuevo su continuidad en el paddock la próxima temporada. Renault está sufriendo el mayor descrédito de sus más de 30 años de historia en la F-1 y de casi un siglo en la competición. Cada día que pasa surge un nuevo elemento que ataca aún más profundamente la reputación que se habían ganado con sus dos títulos mundiales (2005 y 2006), sus aportaciones técnicas (el motor V10 atmosférico) y el trabajo de sus más de 700 empleados. La escudería se ha quedado sin patrocinadores tras la marcha de ING y Mutua Madrileña; su alma mater, Flavio Briatore, ha sido despedido por el escándalo del accidente intencionado de Nelsinho Piquet hace un año justamente en Singapur; y Fernando Alonso prepara las maletas para irse a Ferrari. O sea, que el futuro pinta oscuro.

Algunas voces internas cuestionan incluso la continuidad en la fórmula uno
Los coches ya corrieron ayer sin los anagramas de ING y Mutua Madrileña
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Y Grosjean se estrella en la misma curva que Piquet

La imagen del equipo quedó destrozada en el último Consejo Mundial, tras ser condenado a dos años de exclusión condicionales, que se ejecutarán sólo si cometen otra infracción del mismo calibre a la protagonizada por Piquet en las dos próximas temporadas. Antes del juicio, la escudería ya se había confesado culpable de haber ordenado el trompo voluntario de Nelsinho para que Fernando Alonso pudiera conseguir la victoria. Y ya estaba claro también que el peso principal de la culpa y toda la responsabilidad iba a caer sobre Flavio Briatore, director del equipo, y Pat Symonds, director de ingeniería, los dos instigadores.

Renault salió aparentemente ileso del conflicto. Pero allí dejó a dos elementos fundamentales de su estructura: Briatore y Symonds. El magnate italiano fue uno de los artífices de los dos primeros títulos mundiales que ganó Michael Schumacher (1994 y 1995) con Benetton y de los dos que consiguió Fernando Alonso (2005 y 2006) con Renault. Era un puntal fundamental de equipo, al igual que Symonds, que será difícilmente sustituible.

Sin embargo, la pérdida de estos dos dirigentes no fue más que el inicio. En la madrugada de ayer se supo también que el patrocinador principal, ING, y otro secundario, Mutua Madrileña, se bajaban del barco de forma inmediata, sin acabar siquiera de cumplir sus contratos, que finalizaban esta temporada. La razón, en ambos casos, era clara: "No queremos seguir apoyando a una marca que hace trampas". Una bofetada en toda la cara, de consecuencias más morales que económicas. La baja prematura de ING supone a Renault dejar de ingresar alrededor de ocho millones de euros, mientras que la de Mutua Madrileña le deja sin otro millón y medio. El banco pagaba unos 40 millones anuales, mientras que Mutua aportaba alrededor de cinco. Ayer, el equipo apareció ya sin estos anagramas en sus coches. Y está por ver si van a permitir a Alonso -sus contratos personales siguen vigentes- seguir con ellos en su mono hasta final de año.

La última desgracia que va a afrontar Renault antes de cerrar el curso será la pérdida de su principal estrella, Fernando Alonso, que está a punto de confirmar su paso a Ferrari para la próxima temporada. ¿Qué le quedará a Renault? ¿Qué alicientes le pueden llevar a seguir invirtiendo una cifra cercana a los 300 millones anuales en la F-1, cuando su fábrica matriz está en pérdidas y se anuncian despidos masivos? Por el momento, la escudería ha resuelto la situación nombrando a Bob Bell, ex director técnico, como director del equipo, y a Jean Francois Caubet, ex responsable de comunicación, como coordinador general. Pero ésta es una situación de transición. El perfil que están buscando para el futuro está radicalmente alejado del de Briatore. Todo eso, claro, si Renault decide seguir su aventura en la F-1.

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