Locos por las hojas
Una ruta en busca de los espectaculares colores del otoño entre Nueva York y Portland
Queda un lugar en el mundo en el que la expresión "el final del verano" no suena a Dúo Dinámico ni a último capítulo de Verano azul. En Nueva Inglaterra se meriendan esa resacosa y universal melancolía otoñal con un chorro extra de jarabe de arce (maple syrup) en las tortitas. Usted probablemente sea de los que zozobre cuando a final de este mes nos cambien la hora y el día mengüe aún más, pero allí, en los seis Estados al norte de Nueva York, los primeros aires crepusculares de octubre no significan lo mismo que en el resto del hemisferio septentrional. Es el momento. Fugaz, pero inolvidable. Incluso en la costa, donde dejan de buscar ballenas para dar la espalda al mar y admirar los árboles como si fuesen obras de arte. En Nueva Inglaterra, durante el mes de octubre, cambian a Manolo y Ramón por el More than a feeling de los Boston. Y les va bastante bien.
Perseguimos los fall colors, los colores del otoño, esos rojos rodeados de ocres que han creado el turismo más poético: el leaf peeping, el placer de contemplar las hojas. Único en el mundo. Y lo hacemos por la orilla del Océano Atlántico para descubrir las tres mentiras de la costa de Nueva Inglaterra, que ni es inglesa ni es nueva, ni tampoco es una costa como las demás por culpa de las ballenas.
Presa de la historia y rehén de la modernidad, Nueva Inglaterra, la zona más rica y progresista de Estados Unidos, oscila entre dos mundos: el cosmopolitismo de Nueva York y la tradición de Boston. O, simplificando, los Yankees y los Red Sox, sus equipos de béisbol. Muy pocos neoingleses miran al norte. Esa frontera sólo existe para los canadienses. Por eso es mejor empezar por el sur: un amtrack parte de Penn Station, en la City, y nos deja en New Haven, frente a Long Island, el principal puerto de Connecticut. La ciudad vive de espaldas al mar, un mar de contenedores y mercantes, un mar al que ni siquiera la Universidad de Yale, reluciente desde el centro de la ciudad, parece sacar partido. Para conocer la costa de Connecticut hay que acercarse hasta Mystic, donde Julia Roberts rodó su primer éxito, Mystic Pizza. Un muelle coqueto con un puente por el que seguimos la ruta federal 1, la anti ruta 66, la que recorre toda la Costa Este desde Florida hasta Canadá.
Rhode Island existe. El Estado más pequeño, el que todo el mundo olvida, es sin embargo The Ocean State, una región volcada al Atlántico desde su capital, Providence. La decadente Narragansett parece un destino para jubilados que no quieren atravesar el puente, impresionante y de peaje, de Newport. La langosta puede mejorar más al norte, pero las mansiones no: aquí están las del rodaje de El gran Gatsby, las de los Astor y los Vanderbilt, las moradas de las primeras familias ricas de NY que se permitieron el lujo de veranear en el siglo XIX. Convertidas en museos, son el complemento perfecto a un paseo hasta el faro (y el hotel Relais & Châteaux) de Castle Hill.
La casa de los Kennedy
Del veraneo del siglo XIX, al del siglo XX, sólo con cruzar hacia Massachusetts. Hyannis, puerta de entrada a "el cabo", Cape Cod, es la casa de los Kennedy (la saga oficial de EE UU vive todavía los rescoldos de la muerte de Edward) y el puerto desde donde tomar el ferry a las dos islas con mayor densidad de propietarios de jet del mundo: Martha's Vineyard y Nantucket.
El viñedo de Marta es la gran isla de Nueva Inglaterra. Tiene más millonarios que uvas, pero menos encanto que su isla hermana. Quizá sea cosa de Moby Dick. Desde Nantucket partía el Pequod en busca de la ballena blanca en la novela de Melville, un escritor que escuchó las historias de los balleneros paseando por el empedrado del pueblecito que sube desde las casas colgantes del puerto hasta las villas coloniales. El sabor de los cuentos marineros cae sobre el espíritu del viajero como el relente. Por eso es bueno recogerse en alguno de los restaurantes con encanto de la villa.
Pero Cape Cod es un universo que va desde los Kennedy hasta la alternativa gay de Provincetown, ese pueblo multicolor, lleno de tiendas de ropa y cafés floreados, una Chueca con salitre. Estaría bien ver la cara que pondrían los puritanos del buque Mayflower si levantasen la cabeza y vieran, desde el horrendo monolito que les dedicaron en lo alto de la ciudad, lo divertido que es hoy el primer lugar que pisaron en Norteamérica en 1620. Quizá por eso sólo hicieron escala y se instalaron fuera del cabo, en Plymouth, camino de Boston.
Boston, la capital, esa especie de Londres literario enclavado en Norteamérica, huele a historia desde el mar. No hay rastro del té inglés que los rebeldes norteamericanos boicotearon, pero hay un nuevo paseo en el muelle, con pisos caros y un acuario al que sólo le falta la ballena: hay que marearse en un barco turístico para verlas.
Camino de Maine, una franja de territorio de New Hampshire se cruza en nuestra ruta. En ese enclave está Portsmouth, una encantadora villa colonial con su State and Main, las dos únicas calles que se cruzan antes de llegar al puerto y continuar hacia el norte. Portland es la ciudad costera camino de Augusta, la capital de Maine, el Estado con más carácter de Nueva Inglaterra. Aquí huele a almacenes y a puerto venido a menos, con una decadencia atractiva. Más al sur dejamos Kennebunckport, donde están hartos de que se les recuerde por los veraneos de la familia Bush. Aprovechan a regañadientes esa popularidad mientras ofrecen las mejores langostas del país al visitante. Sin ceremoniales de lujo, con patatas fritas. En Allison's, con una crema de marisco (clam chowder) perfecta en el mes de octubre para seguir buscando a Moby Dick hasta en las copas de los árboles.
Más información en la Guía de Estados Unidos
GUÍA
Información
» En casi todas las webs turísticas de Nueva Inglaterra se encuentran links para seguir el estado de la coloración otoñal de las hojas (buscar epígrafes como foliage tracker o foliage report).
» www.visit-massachusetts.com.
» Turismo del Estado de Nueva York (www.iloveny.com).
» Turismo de Rhode Island (www.visitrhodeisland.com).
» Turismo de Cap Cod (www.capecodchamber.org).
» Turismo de Provincetown (www.provincetowntourismoffice.org).
» Turismo de Portsmouth (www.portsmouthchamber.org).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.