'Mundo Monzó'
Un libro catálogo desmenuza vida y obra del escritor, motivo de exposición el 17 de diciembre en Arts Santa Mònica
"De ficción no hay nada; ha sido una intromisión permanente en mi vida privada: durante seis meses he tenido un tipo removiendo los cajones de casa y preguntándome qué día de qué año me puse esos calzoncillos". El violentado es el escritor Quim Monzó y el del allanamiento de morada es el crítico literario Julià Guillamon, que ha hurgado en la vida del primero durante tres años. El resultado es un particular álbum biografía ensayo crítico-literario catálogo: Monzó. Com triomfar a la vida ("todos los títulos nos parecían cursis y pedantes y optamos por el más estúpido como parodia de los libros de autoayuda"). Un volumen que, además, será la guía de lujo de la exposición Monzó, que, promovida por la Institució de les Lletres Catalanes y el Centre d'Arts Santa Mònica, acogerá este último a partir del 17 de diciembre.
La culpa, en parte, es del propio Monzó: "Sí, conservo muchas cosas y soy bastante ordenado", dice. El resultado del volumen (289 páginas, editado por Galaxia Gutenberg y a 29 euros) roza el surrealismo, pero aporta el retrato total de un escritor que en su obra ha sido muchísimo más autobiográfico de lo que expertos, lectores y quizá él mismo han creído hasta la fecha. "Todo lo que he escrito sale de mi vida personal, incluso he escrito cosas que me han pasado mucho después y eso es porque a veces estás como en un estadio de sueño, en el que ves más cosas que en la vigilia", afirma.
El libro es una mina y una gozada ya desde la portada, donde dos fotos lenticulares muestran a Monzó abriendo y cerrando los ojos, en uno de sus famosos tics fruto del síndrome de Gilles de la Tourette que padece y que también es abordado en el libro. A petición de Guillamon, una neuróloga que trata al escritor disecciona cuatro cuentos y la novela más tourettiana, Benzina, para ver cómo se traduce la enfermedad en su literatura: manías de los personajes, dubitativos entre dos opciones, la necesidad de orden, el miedo a ser capaz de superar los límites... "Es brutal: lo que creías que eran características de su estilo resulta que en parte son fruto de su enfermedad", desvela el crítico. Y es que ideas y sentimientos son pura neuroquímica. "Es divertido", tercia Monzó, "o sea que los autores soporífero-edulcorados que tanto abundan en las letras catalanas tienen sus circuitos neuronales llenos de almíbar", dice con retranca.
El libro desvela un primer viaje a Nueva York en 1977 antes del conocido hasta ahora en los años ochenta y sus excelentes notas de niño en lectura (10) y escritura (9), quizá porque era un superdotado, como constata un psicotécnico de 1960: "Fue peor, porque mi madre me llevó luego siempre a clases más bajas para igualarme".
Buen dibujante desde niño, diseñador gráfico 15 años ("lo que más me gusta del libro es que hemos reconstruido el logotipo que hice para Carburos Metálicos y que, al cambiármelo, me llevó a dejar ese oficio"), su faceta de humorista en la Transición ("es lo único que casi censuro porque son horribles") y un sinfín de imágenes suyas de todo tiempo y condición se alternan con información sobre su tic profesional de ir a los bares de barrio para anotar formas de catalán popular (su nivel lingüístico también se analiza en el libro) o los 13 testigos (Jaume Vallcorba, Perico Pastor, Joaquim Maria Puyal...) a quienes se les pidió un retrato del personaje en relación con la génesis de alguna de sus obras.
Utilizado el protagonista como "sismógrafo", según Guillamon, amén del capítulo biográfico hay tres más que repasan los últimos 30 años del escritor, en su etapa contracultural (los sesenta), en el contexto de la posmodernidad (los ochenta) y el desengaño vital (desde 1992) que se traduce en una etapa de introspección, de depuración estilística incluso de antiguos libros y de una mayor acidez en los artículos.
"Hay varias generaciones de periodistas y escritores que han bebido de Monzó, impacto que va más allá de si gusta o no; tiene un papel relevante y pionero: uso de los mass-media, mundo anglosajón como referencia antes que el francés, modelo de lengua...", enumera Guillamon. Una obra consolidada, su conferencia inaugural en la Feria de Francfort, una macroexposición en vida... "¿Triunfar? El que ha triunfado en la vida es Fèlix Millet, con todo lo que ha hecho y no está en prisión; yo tengo que seguir trabajando de sol a sol". Sí: por suerte para los lectores, en el mundo Monzó.
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