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TRAMA DE CORRUPCIÓN EN LAS RESTAURACIONES DE PATRIMONIO

El funcionario acusado de cohecho ingresó 122.000 euros sin justificar

El ex técnico de Cultura está imputado por cobro de comisiones

Una presunta trama de corrupción generalizada gestionó entre 2005 y 2009 la restauración del patrimonio histórico-artístico en las iglesias de Ourense y Pontevedra. A la cabeza de la organización estaba el ex restaurador de la Consellería de Cultura Carlos Gómez-Gil Aizpurúa -ahora desplazado en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena- y al que el juzgado de instrucción número 3 de Santiago imputa por cohecho y tráfico de influencias.

El prolijo informe de la brigada de delitos económicos del Cuerpo Nacional de Policía y que incorpora extractos bancarios y pinchazos telefónicos coloca a este funcionario de la Xunta en el centro de la organización que presuntamente habría cobrado comisiones ilegales de las adjudicatarias de los trabajos.

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Según consta en el sumario, el técnico Carlos Gómez-Gil condicionaba las subvenciones de la Xunta a que los sacerdotes encargasen los trabajos de restauración a empresas amigas. Entre ellas figuran firmas especializadas en rehabilitación como Márquez Vieira CBC, Abside Restauraciones, Da Vinci, Alquimia Restauracións y Acanto Conservación, todas ellas radicadas en Galicia.

La denuncia partió de la propia Consellería de Cultura que presidía Ánxela Bugallo y estuvo motivada por el elevado nivel de vida de los trabajadores ahora imputados. El seguimiento que la unidad de delincuencia económica y fiscal de la policía ha hecho de las cuentas de Gómez Gil ha llegado a esa misma conclusión. Los extractos bancarios delatan movimientos en sus cuentas y las de su esposa "que suman cantidades muy superiores a los ingresos declarados por sus titulares". En total, la policía computa entre 1998 y 2007, 39 ingresos con dinero en efectivo, todos superiores a 1.000 euros, por un importe total de 122.471 euros. Durante el año 2008, los investigadores destaparon 14 ingresos en una cuenta del Deutsche Bank que suman 42.400 euros, al margen de la nómina, 29.488 euros, que el funcionario percibió de la Consellería de Cultura.

El informe policial concluye que "estos ingresos en efectivo se produjeron en la misma fecha o en fechas próximas en las que estas cinco empresas de rehabilitación recibieron transferencias de la Xunta de Galicia y de la Xestión do Plan do Xacobeo". Las declaraciones testificales de 25 implicados llevan a la policía a concluir que "el investigado Carlos Gómez Gil en su quehacer profesional orientaba la contratación de concretas empresas de diferente forma, en especial ofreciendo la posibilidad de subvencionar la obra si la empresa elegida por el párroco de turno era del técnico, recayendo esa elección siempre en el grupo de empresas a priori favorecidas.

De las escuchas telefónicas autorizadas por el juez, los investigadores concluyen que el arquitecto de la Sociedade de Xestión do Xacobeo, José Manuel Pichel, también imputado, es otra de las figuras clave de la red a la que la Fiscalía atribuye los delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación y cohecho. Su participación estaría relacionada con las subvenciones para restauración de patrimonio que firmaba la Sociedade de Xestión do Xacobeo. En las conversaciones grabadas quedan patentes las estrechas relaciones que tanto Pichel cómo Gómez Gil mantienen con los directivos de las empresas restauradoras e incluso con los párrocos que encargan los trabajos, a firmas previamente seleccionadas a dedo.

En una de las escuchas que tuvo lugar el pasado 29 de julio de 2009 a las 13.22 horas entre Pichel y Gómez Gil queda patente el modo de operar de la red. El primero, arquitecto de la Sociedade de Xestión do Xacobeo, pregunta por el coste de rehabilitación de un retablo. Lo que sigue es el extracto que figura en el sumario judicial.

-Gómez Gil: Eso cuesta un pastón.

-Pichel: Haz que me llegue una nota sin nombre de nada, con la valoración y las opciones de licitación, aunque estoy barajando un convenio con los mercedarios y se les da la pasta a ellos.

-Gómez Gil: Los mercedarios entonces ya deciden ellos, no hay ningún tipo de problema y lo de la licitación, ¿a partir de cuánto tienes que sacarlo?

-Pichel: A partir de 50.000 euros.

La reforma del retablo es una obra que la trama tenía previsto acometer en el municipio orensano de Verín. La interpretación de la policía es que el arquitecto de la Sociedade de Xestión do Xacobeo, José Manuel Pichel, le pide a Gómez Gil que le haga llegar un presupuesto de alguna de las empresas con las que habitualmente trabaja. La fórmula de optar por un intermediario -"los mercedarios"- para que sea la orden religiosa la que encomiende la reforma del retablo a una empresa determinada pretende evitar el concurso público, que está obligada a convocar la Xunta para aquellos contratos que superan los 50.000 euros.

Una casa bajo sospecha

La red de contactos que el principal imputado de la trama tejió desde la Xunta le permitió hacerse presuntamente con la casa rectoral de Paraños en Covelo por sólo 60.000 euros. Una propiedad que, rehabilitada y con una piscina, puso a la venta en Internet el propio Carlos Gómez Gil por 680.000 euros.

La enajenación aprobada por el Obispado de Tui, cuyo anterior titular, José Diéguez Reboredo, también permanece imputado en este caso, alzó en armas a toda la parroquia que censuró "el expolio" y culpó directamente al sacerdote, Juan Sobrino. Según consta en el sumario, a la reforma de la propiedad -que acabó convertida en un pazo- contribuyeron trabajadores de la firma Ábside, una de las adjudicatarias habituales de los proyectos que informaba el técnico de la Consellería de Cultura.

A partir de que este diario informó en agosto de la venta de la propiedad por un precio irrisorio, las llamadas entre el cura de Covelo y Gómez Gil se multiplicaron. En una de las conversaciones interceptadas, el párroco llama al funcionario de la Xunta para "estar un poco de acuerdo en lo que se va a decir a la policía" sobre la venta de la casa. Ambos acordaron que la rebaja del precio "es un agradecimiento al técnico por los servicios prestados", aunque los dos coincidieron en que podía quedar "un poco feo".

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