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Acuerdo sobre armas estratégicas

El Kremlin vincula la reducción a la defensa antimisiles en Europa

Medvédev define el pacto como "el equilibrio de los intereses" de los dos países

Pilar Bonet

El acuerdo sobre reducción de armas estratégicas anunciado ayer por EE UU y Rusia da satisfacción a los deseos de Moscú de establecer una vinculación jurídica entre armas ofensivas y defensivas y condiciona el eventual despliegue de elementos de un escudo antimisiles. Se trata, sin embargo, de un condicionamiento implícito e indirecto, que no menciona los planes norteamericanos específicos. El vínculo se presenta más bien como una opción abierta de modular el proceso de desarme estratégico en consonancia con la evolución en el terreno de la defensa antimisiles.

Después de la conversación por teléfono con su homólogo estadounidense, Barack Obama, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, celebró el nuevo pacto, que definió como "el equilibrio de los intereses" de los dos países, según relató un portavoz del Kremlin.

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El tratado será una prueba del compromiso de ambas partes con la reducción de arsenales estratégicos ofensivos y con la "letra y el espíritu del Tratado de No Proliferación", según dijo ayer por la tarde el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. El jefe de la diplomacia rusa explicó que Moscú y Washington se reservan el derecho a decidir sobre la continuación del desarme estratégico ofensivo si se producen cambios en los sistemas defensivos estratégicos.

"El paquete de documentos se basa en que el acuerdo se firma en unas condiciones en las que las partes tienen un determinado nivel de sistemas estratégicos defensivos", dijo. "Si se produce un cambio en estos niveles cada parte tiene derecho decidir si continúa participando en el proceso de reducción de armas ofensivas estratégicas", sentenció. Según el ministro, se trata de una "actitud totalmente honesta que no prohíbe a nadie tomar sus decisiones unilaterales, pero que claramente se basa en que las armas ofensivas estratégicas se reducirán en la medida en que cada una de las partes garantice su seguridad, considerando la existencia de sistemas defensivos estratégicos, capaces de neutralizar las armas ofensivas estratégicas". "Este vínculo está fijado jurídicamente", dijo Lavrov. La víspera, el viceministro de Exteriores Serguéi Riabkov dio a entender, según la agencia TASS, que no existe un vínculo rígido entre las armas ofensivas estratégicas y el escudo antimisiles en el nuevo tratado. Riabkov no quiso hablar de dependencia y se refirió al documento firmado por los presidentes de Rusia y EE UU en Moscú el 6 de julio de 2009 en el que establecía una vinculación general entre armas ofensivas y defensivas.

Lavrov dijo que el tratado será presentado a la Duma en abril para su ratificación inmediata. Tras la firma, habrá que preparar aún algunos documentos adicionales que ya no serán objeto de la atención de los presidentes y que se completarán en un plazo de dos o tres semanas.

Por su parte, el jefe del Estado mayor del Ejército, el general Nikolái Makárov, aseguró que el nuevo acuerdo, concertado tras diez rondas de conversaciones, "responde plenamente a los intereses de seguridad de Rusia".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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