EE UU se replantea la negociación electrónica tras el derrumbe bursátil
Los expertos reclaman coordinación entre las plataformas de contratación
Los supervisores del sistema financiero en EE UU tratan de dar con la causa que el jueves detonó el caos en Wall Street, donde el índice Dow Jones llegó a caer más del 9% tras un desplome en vertical. Fue como si un trapecista se dejara caer al vacío, para después rebotar disparado en la red. En Estados Unidos se fabula con la búsqueda de un ordenador fantasma como origen de la dramática concatenación, que desató una serie de órdenes automáticas y descontroladas lo que, unido a la descoordinación entre las plataformas electrónicas y el mercado principal provocó el derrumbe del mercado en unos minutos.
EE UU se plantea ahora medidas para mejorar la coordinación entre las plataformas de contratación y acotar el impacto de las órdenes automáticas. Las autoridades bursátiles investigan si hubo manipulación del mercado. El Congreso planea indagar lo ocurrido la semana próxima. "No podemos permitir que un error tecnológico espante a los mercados y provoque pánico", señaló el congresista demócrata Paul Kanjorski. El propio presidente, Barack Obama, pidió aclarar el desplome para "evitar que algo así vuelva a suceder".
Los reguladores investigan si hubo manipulación del mercado
Aunque las investigaciones pueden tardar semanas, el director de operaciones de la Bolsa de Nueva York, Larry Leibovitz, dio ayer una explicación técnica. A su juicio, fueron órdenes automáticas canalizadas a través de plataformas electrónicas de contratación las que provocaron el caos.
El NYSE cuenta con un sistema de frenado de emergencia: los bruscos movimientos provocaron que algunos valores entraran en una especie de subasta de volatilidad, una pausa para casar ordenadamente la oferta y la demanda. Pero esa pausa no se produjo en las decenas de plataformas electrónicas que también canalizan transacciones. Un exceso de órdenes de venta en esos canales, muchas de ellas generadas automáticamente por ordenador, provocó que no encontrasen contrapartida compradora más que a precios ínfimos como las llamadas stub quotes. Esas son órdenes simbólicas (a un centavo, por ejemplo) con las que los creadores de mercado cumplen con la obligación de facilitar precios en todo momento. El estrangulamiento fue tal que valores como Accenture cayeron de 40 dólares a un centavo en minutos. El Nasdaq ha anulado operaciones sobre 286 valores. Los expertos planteaban ayer la necesidad de combatir esa fragmentación, de modo que cuando se produzca una pausa en el mercado principal, también se frenen las órdenes de las plataformas alternativas.
A la memoria vino la pesadilla que se vivió en septiembre de 1987, cuando un ordenador mostró por primera vez su poder frente a los humanos. A partir de ese evento, se activaron mecanismos para prevenir situaciones de pánico provocadas por las máquinas. Un cuarto de siglo después, todo apunta a que el temido ordenador fantasma volvió a actuar y que el miedo en el parqué desencadenó en un abrir y cerrar de ojos una espiral sin precedentes.
Las grandes casas de Wall Street disponen en la actualidad de potentes sistemas informáticos, capaces de realizar millones de transacciones al segundo. Funcionan con modelos matemáticos que analizan y responden en milésimas a las tendencias del mercado, lo que les permite adelantarse al flujo en el parqué y anotarse grandes ganancias o poner un límite a las pérdidas.
Hace tres años, cuando las máquinas realizaban medio millón de operaciones al segundo, ya se consideraba ese volumen como una locura. Hoy se estima que el 70% de las transacciones diarias en Wall Street las realizan sistemas automatizados. A raíz de lo visto, los analistas se preguntan cómo el inversor puede tener confianza en el sistema. E independientemente de que el detonante inicial del desplome del jueves se debiera a un error técnico o humano, lo que muestra es que el hombre juega en desventaja frente a la máquina.
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