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Columna
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El desplome

Un buen amigo me contaba la anécdota de lo acontecido en una importante empresa del Bajo Deba. En una de las cíclicas crisis que nos afectan, la Dirección reunió a los trabajadores para decirles que la situación era complicada y que había que apretarse el cinturón. Un veterano trabajador tomó entonces la palabra y dijo: "Cuando las cosas iban bien y había beneficios nunca me enteré. Ahora que van mal, tampoco quiero enterarme".

Una sensación similar me invadió al conocer el tijeretazo de Zapatatero, tachado de antisocial hasta por el PP. Durante los años de la cultura del pelotazo, de la bonanza económica y de la especulación inmobiliaria; al menos yo jamás recibí una paga de más, a cuenta de las enormes ganancias que se estaban produciendo en ese paraíso del ladrillo y del hormigón en el que se había convertido España.

Por lo visto, tampoco me percaté de que vivíamos en el país de los chollos; y sin embargo, parece que soy uno de los responsables de la actual crisis y, por ello, deben bajarme el salario un 5% o más, para congelármelo después. Como el obrero del Bajo Deba, yo también preferiría seguir sumido en la ignorancia.

Tiene guasa que cuando, por fin, surge algún brote verde, llegue José Luis con las rebajas y nos deje temblando. Según el INE, el PIB creció un 0,1% durante el primer trimestre. Además, en abril bajó el desempleo un 0,6% respecto a marzo. En dicho mes el número de nuevas empresas vascas creadas se incrementó en un 21%. Pues bien, ha bastado una llamada de Obama a Zapatero, para que al leonés se le pase el subidón y deje para mejores tiempos ese chiste tan divertido de que la situación de España nada tiene que ver con la griega y que aquí todo está bajo control.

Quizá la culpa de todo fue del intérprete. ¿Cómo hablan por teléfono dos personas que no comparten el mismo idioma? Tal vez, el traductor no supo hacerle entender a Obama la bonita metáfora del brote verde. O a lo mejor trasladó mal las palabras del americano y lo que éste en realidad quería era felicitar al español por su milagrosa gestión.

Ésa que se traduce en que no haya un duro, pero se aporte dinero dirigido a salvar a Grecia. La que inventa planes renove de coches y electrodomésticos destinados a fomentar el consumo. O la del genial Plan E, todo un monumento a la pequeña obra intranscendente, para que el hormigón no deje de fluir. Y el resultado de tanta idea brillante es que hay que reducir sueldos, congelar pensiones, frenar el gasto farmacéutico..., porque estamos al borde de la quiebra.

Al final, va a resultar que el ejemplo a seguir es el de José Bono. Ahí lo tienen, dedicado en cuerpo y alma a la política durante los últimos 30 años y aun así ha sacado tiempo para juntar unas perrillas: 1,2 millones de euros de ingresos familiares en 2008 y propiedades por valor de 5,5. ¿A qué espera Zapatero para nombrarlo ministro de Economía?

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