La hora de los 'bafana, bafana'
Sudáfrica lleva invicta 12 partidos, desde que la dirige el brasileño Parreira
Benni McCarthy, ex delantero del Celta y, se suponía, la gran esperanza goleadora de la selección sudafricana, se autoexcluyó del Mundial. Por gordo. Se perderá el partido inaugural, hoy contra México, y lo que le quede a Sudáfrica en la competición porque su afición por las hamburguesas supera su amor a la patria.
El entrenador, el brasileño Carlos Alberto Parreira, no tuvo ninguna opción. McCarthy, que actualmente juega en el West Ham, londinense, estaba como una vaca, peor que las versiones más obesas de Ronaldo y Ronaldinho. Pero no dejaba de ser un desastre, según los analistas más fríos del fútbol sudafricano. El gran problema del que se practica en el país anfitrión es la falta de puntería cuando surge una ocasión de gol. Son grandes malabaristas. Les encanta hacer virguerías con el balón en el centro del campo. Pero frente a la portería rival se congelan.
El único jugador aparentemente capaz de superar el síndrome era McCarthy. Pero... quizá no. Ha aparecido de repente un chico alto, espigado, de 20 años, llamado Katlego Mphela, que si come hamburguesas lo hace con discreción, pero lo que está claro es que tiene toda la intención de comerse el mundo.
Desde que Parreira asumió el mando de la selección, a finales del año pasado, Sudáfrica no ha perdido. Los bafana, bafana llevan 12 partidos invictos. Y Mphela, el actual pichichi sudafricano y anotador contra España en la Copa Confederaciones el año pasado, no deja de empacharse de goles. El último fue contra Dinamarca el fin de semana pasado (1-0). "Le he dicho a los centrocampistas: pasadme el balón y marcaré. Me siento en óptimas condiciones", declaró tras ese partido. Así que la selección mexicana, justa vencedora hace unos días de la italiana, no le asusta. "He visto los últimos tres partidos de México y me sorprendió ver que no son tan buenos como me había imaginado", dijo; "juegan con tres defensas y su número 5 [Ricardo Osorio] no es tan rápido como lo soy yo".
Los mexicanos quizá se ofendan ante semejante arrogancia, quizá se estimulen. Pero tendrán que tener cuidado con Mphela y otros sudafricanos. Varios se encuentran en un buen momento de forma. Los mexicanos tendrán que tener mucho cuidado con Teko Modise, un centrocampista ofensivo que amenaza con ser el principal proveedor de ocasiones de gol para Mphela. Será difícil arrebatarle el control de la línea media a Steven Pienaar, elegido el mejor jugador del Everton la temporada pasada, y a Aaron Mokoena, un luchador feroz cuyo papel para el Portsmouth en la final de la Copa inglesa, contra el Chelsea, fue la razón por la cual su equipo casi, casi, dio la sorpresa.
La gran cuestión en el partido de hoy será si el tremendo fervor patriótico que se vive en las calles se traducirá en un exceso de tensión nerviosa o si transformarán ese fervor en energía positiva. Pinta que la segunda opción es la más probable. Además, hay otra cosa que los sudafricanos tienen a su favor: el factor vuvuzela. El sonido infernal que emite esta trompeta, multiplicado hoy por 90.000 en Soccer City, animará a la selección local e intimidará a la mexicana en igual medida.
Si Sudáfrica gana, el país lo festejará como si se hubiera adjudicado ya la Copa del Mundo. Si lo hacen los mexicanos, no dejará de ser una gesta heroica.
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