El empleo en la industria cultural cae un 8,5% en un año
España sextuplica el gasto público de Galicia en teatro, danza y música
Tras cuatro años de investigación, no sin dificultades, ayer se presentó O capital da cultura. Unha achega ás industrias culturais de Galicia. Un volumen de más de 700 páginas centrado en la cultura como actividad económica, sin entrar en análisis estratégicos. La iniciativa conjunta del Centro de Investigación Económica y Financiera de Caixa Galicia (CIEF) y un equipo de 17 investigadores de la Universidade de Santiago, coordinados por Alberto Meixide y Víctor Freixanes, tiene mucho de "primera aproximación", según reconoció Freixanes: "Esto va a cambiar. ¿Hacia dónde? Eso es lo que nos gustaría analizar en el siguiente libro".
De momento, O capital... reúne lo que se puede medir en el capítulo A economía da cultura en Galicia, a cargo de Alberto Meixide, Fernando del Río y Håkan Casares. "La crisis podría estar afectando más severamente al sector cultural", apuntan. Lo dicta la evolución de afiliados a la Seguridad Social en empresas culturales: entre enero de 2009 y marzo de 2010 descendió un 8,53% el número de cotizantes con empleo cultural (de más de 18.500 a poco más de 17.000), frente a una reducción del 3,51% en la afiliación total en Galicia.
Un estudio de Caixa Galicia compila las estadísticas por sectores
Del resto de magnitudes, muchas son conocidas: el peso de la cultura en el PIB gallego supera el 2% sin computar el turismo, frente al 3% de la media estatal. Las industrias culturales ocupan a 26.000 personas, el 2,2% del empleo total (el 2,8% del empleo en España es cultural), pero las 3.383 empresas que había en 2009 -con ocho trabajadores de media, casi como en España-, un 3,8% más que el año anterior, son el 4,6% de las empresas españolas con esta actividad. Además del habitual desfase en hábitos de consumo cultural (832 euros frente a los 1.020 estatales de gasto medio familiar), el libro despieza el gasto público: lo que se gasta en España en artes plásticas, escénicas y musicales es un 24% del total, casi seis veces el porcentaje gallego. También se analiza el gasto de las administraciones locales. En los concellos de menos de 5.000 habitantes, por ejemplo, el gasto cultural per capita fue de 37,13 euros en 2006, frente a los 68,57 de las poblaciones españolas de ese rango.
"Quisimos que el libro tuviese la contundencia de los datos, no pontificar sobre ellos", afirmó Freixanes. Libro, artes escénicas, música, artes plásticas, prensa, radio, publicidad, nuevas tecnologías, televisión y cine y audiovisual -los dos últimos por separado- ocupan 10 de los 13 capítulos del libro. Las conclusiones difieren según el sector. Si el capítulo escénico termina en 2006, cuando se empezaba a hablar del plan teatral del bipartito, ahora desactivado, David Barro se responsabiliza del mapa del arte en Galicia, pero no hay inventario posible al respecto. Sobre la industria cultural en la Red, Xosé Pereira considera que, estando conectada, "le sigue faltando todo el resto, es decir, publicidad, producción y modelos de negocio adaptados a la nueva economía".
Preguntado por el apoyo institucional y cómo afectará a la cultura el recorte global de 946 millones que anunció Feijóo para 2011, el director de Galaxia quiso ser conciliador. "Aquí vamos un poco a bandazos. La cultura como espacio clientelar al servicio de unos, o como espacio de guerra de unos contra otros".
De esos espacios que regulan las políticas culturales se ocupa Xan Bouzada en el último capítulo de O capital da cultura. El fallecido sociólogo lugués adelantaba en 2007 los límites del libro que patrocina Caixa Galicia: "¿Cómo se miden los efectos identitarios y de actuación socioeconómica de los contenidos simbólicos?". Freixanes, que rechazó "utilizar el libro" para puntuar la política cultural de la Xunta, sí destacó la necesidad de contar con una estrategia al respecto. "Un país con identidad propia tiene el capital garantizado", argumentó.
No habló de lo mismo el conselleiro de Cultura, Roberto Varela. "Una industria cultural potente sólo es posible en un marco comercial riguroso que tenga su asiento básico en el mercado", dijo. Para Varela, la Cidade da Cultura acabará convirtiéndose en "el gran motor cultural que Galicia necesita".
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