"Estoy en mi mejor momento"

Con la agenda a rebosar de proyectos y, según confiesa, pletórica después de haber superado una lesión en el pie que le ha hecho pasar malos momentos, la bailaora flamenca María Pagés vuelve a Barcelona para rescatar el espectáculo Autorretrato, con el que abrirá la temporada del teatro Poliorama el próximo 31 de agosto. Hasta el 19 de septiembre mostrará en el escenario barcelonés una pieza que estrenó en 2008 en Tokio y que, desde entonces, ha cosechado buenas críticas en todos los escenarios en los que ha podido verse. Tras su presencia a principios de verano en el Grec con Dunas, la bailarina vuelve a la ciudad, en el marco del festival Dansalona, para mostrar su peculiar visión de sí misma.

El día 31 presenta 'Autorretrato' en el teatro Poliorama de Barcelona

Pregunta. ¿Autorretrato suena a autohomenaje?

Respuesta. No sé si es un autohomenaje, pero sí un regalo que me he hecho. Toda mi dedicación ha estado siempre enfocada por y para mi compañía, que, aunque lleva mi nombre, es un trabajo en común. Por eso, el día en que Mikhail Baryshnikov me encargó un montaje y dijo que quería que me definiese como persona pensé que era el momento de mirar en mi interior, de cuidarme.

P. Además, en el montaje hay ecos de poetas: Lorca, Machado, Miguel Hernández. Aunque José Saramago tiene un papel especial, ¿verdad?

R. Sí. Vino todo rodado en un viaje en AVE de Sevilla a Madrid. Era la Cumbre Iberoamericana y pensé que podría danzar con las palabras de un poema suyo. Cuando acabó el trayecto ya tenía una cita concertada con él en Sevilla para el mismo fin de semana, en mi casa. Elegimos juntos los versos y he recuperado su voz en el espectáculo.

P. ¿Autorretrato marca un antes y un después en su carrera?

R. Es una obra límite. Pero la veo en progresión, como un escalón más en una escalera que cada vez es más empinada. El baile es el compañero que siempre está conmigo, el que en los momentos difíciles me ha ayudado a mantenerme en equilibrio. Ahora estoy en mi mejor momento.

P. ¿En qué está trabajando?

R. En muchos proyectos. El pasado 29 de junio estrenamos Miradas, un espectáculo con el que celebramos los 20 años de la compañía. También he hecho una coreografía para los hermanos Corella. Y haré una colaboración en el próximo festival Temporada Alta, en la obra de García Lorca Lola la Comediante. Pero en lo que estoy trabajando más a largo plazo es en un trabajo sobre el arquitecto brasileño Óscar Niemeyer. Hemos tenido varios encuentros en Río de Janeiro. Hace tiempo que lo conozco y tenía ganas de trabajar con él.

P. Está en lo más alto de su carrera. ¿Qué más puede pedir?

R. Seguir teniendo oportunidades. Nunca he sido de las que pide mucho. Solo ser capaz de disfrutarlas.

P. ¿Quizá el cargo de directora del Ballet Nacional de España?

R. Lo llevan diciendo años. Me gustaría... lo estudiaré cuando haya una propuesta.

P. ¿Y cómo se puede innovar en el flamenco?

R. Siempre introduzco alguna nota de humor y digo las cosas que se me ocurren. Todo artista de alguna manera es creador y, por tanto, hace innovación. Las ideas están ahí, decía precisamente Saramago, pero debes aportarles tu visión. Hay que tener los ingredientes para crear, no para imitar.

P. La crisis ha golpeado también a la industria escénica. ¿Usted la ha notado?

R. Si hay crisis yo no me he enterado. Pero tendría que preguntarlo a la gente de mi oficina, que, como yo estoy tan pletórica, a lo mejor nos ha afectado y no me he dado cuenta. Tenemos el calendario a rebosar, y eso es señal de que estamos en una posición liviana.

P. Precisamente, su obra se enmarca en la programación del festival Dansalona, para promocionar la danza y captar nuevo público.

R. Los bailarines trabajamos mucho dentro de los estudios, machacándonos, y no sabemos vendernos. Por eso es buena la iniciativa, la danza necesita apoyo.

P. En el extranjero siempre se asocia flamenco con toreo.

R. Soy aficionada a los toros desde siempre. Tengo buenos amigos, como José Tomás. Es un arte.

P. ¿Qué piensa de su prohibición en Cataluña?

R. Me da que pensar. ¡Hay qué ver la historia como influye en la vida de las personas! Y deben tener presente el futuro: de pronto, un arte que lleva tantos años se ha prohibido. Y se ha decidido no solo para la gente de ahora, sino también para las otras generaciones venideras.