Aclaración
En respuesta a la carta de Carlos Carnero, embajador en misión especial en la UE, y Juan José Azcona, director general de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios, cargos del Gobierno que han omitido los firmantes, quiero aclarar lo siguiente. El resultado que obtuvimos los socialistas de Madrid en las elecciones municipales de 1999 fue superior en votos al que obtuvo Cristina Almeida en las autonómicas que se celebraron el mismo día. Por tanto, su empuje, liderazgo y oportunidad como candidata externa al PSOE de Madrid quedan en evidente entredicho, al menos tanto como las manifestaciones que acompañaron su sorpresiva designación por parte de la dirección del PSOE en vísperas electorales con el argumento de su "notoriedad" y "popularidad". En 1995, los socialistas enfrentamos las elecciones bajo la presión de una conflictividad política que perjudicaba nuestras expectativas -el año siguiente Felipe perdió las elecciones-. En 1999, las circunstancias eran otras muy distintas: ya era otro ciclo político. Además de que no se puede descontextualizar la política tampoco se puede ignorar, como tan insistentemente se hace, el papel que las siglas centenarias del PSOE juegan en cada proceso. Así que ante las mismas urnas los electores eligieron más papeletas del PSOE en las municipales de toda la región que de las de Cristina Almeida, exactamente 3.070 más, que es como creo que se deben medir estas cosas. Por eso mis argumentos no son en absoluto falsos. En todo caso serán inconvenientes para quienes con tanto entusiasmo manejan hoy los mismos argumentos que entonces.
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