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Reportaje:EN EL CAMINO

De China a TVG

Tingting Zhang llegó para un curso universitario y ahora presenta un programa

Tingting Zhang (Yanti, China, 1982) conoció España por la televisión. No fue a través de un documental de promoción turística, sino viendo un partido de fútbol del Mundial de Corea: "En la tanda de penaltis me fijé en el portero y me explicaron que era Iker Casillas, de España". Entonces decidió estudiar español. El entusiasmo con el que su profesor gallego solía hablarles de su tierra y un curso de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) acabaron por traerla hasta aquí. Ahora trabaja presentando un programa de TVG.

Su nombre, Ting, significa "guapa y elegante", y repetido, Tingting, es algo así como un diminutivo cariñoso de las dos palabras. En su currículum no figura, sin embargo, experiencia de modelo, como en el de Usun Yoon, la coreana de Utrera que triunfa como reportera en La Sexta, acompañando a Wyoming en El Intermedio. Aun así, es posible que el éxito de esta le haya abierto las puertas de la pequeña pantalla: "En primavera recibí la llamada de una productora que buscaba a una chica china para presentar un programa de TVG". Le hicieron una prueba y les encantó. Desde hace unos meses desempeña en el programa Cultura 10 el papel de una turista oriental que viaja descubriendo Galicia.

Sueña con abrir su propio salón de té en el casco histórico de Santiago

Lo cierto es que Tingting lleva años conociendo su tierra de acogida. "Cuando estaba en China estudiando español, vino gente de la USC para presentar los cursos que ofertaba la Universidad, y a través de ellos me animé a venir a Galicia". Cuando llegó, en Santiago estuvo lloviendo dos semanas seguidas, pero ni el mal tiempo pudo con la buena impresión que se llevó de la ciudad y de la zona vieja.

Para ella fue un cambio notable: "Yo nací en la misma provincia que Confucio, en una pequeña ciudad, Yanti, de solo seis millones de habitantes". Cuando se le pregunta cómo pueden relacionarse en una frase "seis millones de almas" y "pequeña ciudad", responde que "para China es poco".

Es hija única de una familia tradicional. Su abuelo fue alto cargo del Partido Comunista de China, un viejo luchador rojo que sufrió la guerra contra los japoneses y que dedicó sus últimos años a la pintura. En casa, los hombres eran los que tenían la última palabra, pero, desde pequeña, Tingting trataba de imponer su carácter al peso de la costumbre.

En su caso, fue un suspenso y no un aprobado el que le abrió las puertas hacia otro mundo. No superó el examen de acceso a la universidad: "En China es muy difícil, porque muy pocos cursan los estudios superiores y es complicado entrar". Se decidió entonces por los idiomas y eso le dio las llaves de su nueva vida. "Entre los estudiantes chinos se decía bromeando que el alemán es idioma para hablar con los caballos, el italiano para el amor y el español para hablar con Dios". Convencida de que la lengua de Cervantes le abriría más puertas que las del cielo, se decidió por el castellano, además del inglés.

Tingting es emprendedora y aspira a tener su propia empresa. Por eso eligió cursar un máster de Gestión y Dirección de Empresas de la USC. Mientras busca los recursos para montar su negocio, se va ganando la vida en lo que surge: prácticas en una firma de importación y exportación, clases de su lengua natal para niñas chinas adoptadas, camarera... Reconoce que aún tiene que perfeccionar su dominio lingüístico, que la hace tropezar de vez en cuando en sus empleos. "Durante un verano estuve en una marisquería de la Illa de Arousa, y cuando un cliente me pidió aguardiente le serví agua caliente", recuerda sonriente.

Ahora trabaja en televisión, pero no sueña con convertirse en una estrella de la pantalla, sino con abrir su propio salón de té en el casco histórico: "El año que viene volveré a China para aprender el arte del té". Es una forma de mantenerse a caballo entre sus dos culturas. También practica kárate y combate, pero sólo para mantenerse en forma.

En algunas cosas, ya es demasiado occidental. Le encanta disfrutar del sol y las playas, sobre todo las de Carnota y Corrubedo. El bronceado le ha valido un disgusto a su madre, que se esmera, como todas las mujeres chinas, en cultivar la palidez. "Pero mírate, qué fea estás, hija", le dijo en su última visita. No es el único disgusto que ha dado a sus progenitores: con menos de treinta, en su país es demasiado mayor para el matrimonio. "Acabaré viviendo con un europeo", bromea.

Es una luchadora a la que le gusta ponerse a prueba. Su último desafío fue hacer el Camino de Santiago. Solo para demostrarse a sí misma que podía, se echó a andar en Sarria, con su cuerpo de 45 kilos soportando el peso de una gran mochila. Al llegar al Monte do Gozo, lo celebró junto a los amigos que fue haciendo en la senda . "Un italiano nos recriminó el ruido que hacíamos invocando el carácter espiritual de la ruta, pero yo no creo que el sentido religioso sea incompatible con la diversión".

Tingting Zhang, en un rincón del centro histórico de Santiago de Compostela.
Tingting Zhang, en un rincón del centro histórico de Santiago de Compostela.XURXO LOBATO

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