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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Frenazo alemán

Sin aumento del fondo de rescate y sin eurobonos, solo el BCE carga con la tarea de resolver la crisis

La actitud del Gobierno alemán no está facilitando la solución de la crisis financiera en la Unión Europea. La negativa a la ampliación del fondo de rescate de deudas soberanas en la eurozona (el FSEF, aprobado el pasado mayo, por un máximo de 440.000 millones de euros) es el último de los exponentes de su enrocamiento. Tampoco admitió la canciller Angela Merkel una propuesta que en la misma reunión de los ministros de Finanzas de la eurozona del pasado lunes contaba con amplio respaldo: la emisión de bonos europeos, destinada a fortalecer los recursos para apoyar a los Gobiernos cuya deuda pública se vea nuevamente atacada. Esta propuesta ha encontrado un amplio respaldo durante los últimos meses, no solo como vía de apoyo a las deudas públicas vulnerables, sino como mecanismo de aceleración de la necesaria integración fiscal de la eurozona.

La decepción que ha generado el resultado de esa reunión es tanto mayor en cuanto que la ampliación de la capacidad de maniobra que esos fondos suponían contaba con el respaldo de varios Gobiernos, del BCE y del propio FMI, que comprometió su aportación al fondo desde el primer momento, hasta totalizar 750.000 millones de euros, acordados el pasado junio. La capacidad de maniobra en la gestión de la crisis se encuentra seriamente limitada. Ni las instituciones europeas (la Comisión de forma destacada) ni los Gobiernos de las principales economías están demostrando habilidad en la gestión de esta crisis. Los mercados financieros detectan esta torpeza y responden con una acusada volatilidad y con un castigo a los diferenciales de los bonos públicos de las economías tenidas por periféricas.

Ante una limitación tan notable del margen de maniobra para atajar la crisis, el BCE carga sobre sus espaldas con la tarea de conjurarla. El mantenimiento de las facilidades de liquidez a los bancos, en los términos en que se comprometió el pasado jueves, y la vigencia del programa de adquisición de bonos públicos son hoy las únicas herramientas disponibles. Es cierto que ya no se trata de una crisis de las economías de la zona monetaria, sino de una amenaza grave a la moneda única. Y sin euro, la UE entraría en la fase de mayor precariedad de su historia, que afectaría a la propia fortaleza de la economía alemana. Avanzar en la federalización fiscal, al menos de las economías que comparten moneda, es la única solución.

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