ICV exige a CiU que no deshaga su obra de gobierno

Artur Mas detalló poco ayer. Pero si algo concretó fueron las medidas que desmontará: básicamente, las que ha legado Iniciativa. Mas estuvo muy duro con el líder ecosocialista, Joan Herrera, más que con ningún otro oponente. En su discurso de investidura, dejó claro que deshará la subida de IRPF que promovió ICV y eliminará el impuesto de sucesiones, acabará con la limitación a 80 kilómetros por hora en los accesos de Barcelona y eliminará el código ético de los Mossos d'Esquadra que aprobó Joan Saura.

Herrera avisó: será "beligerante" ante cualquier recorte. Defendió el legado de ICV, pidió que se respete y acusó a Mas de "gobernar con el voto de muchos priorizando a muy pocos". En el capítulo social, exigió al líder que aparque su moderación fiscal hasta que la crisis esté solucionada y que se replantee su modelo sanitario para no llevar a Cataluña a la misma situación de la sanidad madrileña. También propuso modificar la legislación hipotecaria, sin obtener una respuesta satisfactoria de Mas.

Ambos chocaron en materia medioambiental, después que Herrera tildara a Mas de "antiguo" por no creer en la sostenibilidad. A todos los ataques de ICV respondió Mas con contundencia. Incluso al tratar la corrupción. Herrera acusó a Mas de callar ante el caso Palau; el líder de CiU, duro, aseguró que el tripartito no le dejó explicarse ante la comisión que investigaba el caso. En un solo punto ambos encontraron tímidas coincidencias: en el avance nacional de Cataluña. Pero también con discrepancias. Mas lo fió todo a un pacto fiscal -Herrera lo calificó como el pájaro en mano elevado a la enésima potencia- , mientras que ICV defendió un Estado federal.