El nuevo ministro de Exteriores de El Cairo rechaza el bloqueo de Gaza
El nuevo primer ministro egipcio, Essam Sharaf, formó ayer el Gobierno que debería dirigir el país en la compleja transición hasta las elecciones generales previstas para junio. Los principales nombres eran conocidos desde el día anterior. En el Gobierno israelí causó inquietud el nombramiento de Nabil el Arabi como ministro de Asuntos Exteriores. El Arabi, un veterano diplomático de 75 años, es un firme opositor al bloqueo de Gaza.
El viernes pronunció una conferencia en la que denunció el bloqueo como "una grave violación de la ley internacional" y lamentó que Egipto estuviera participando en el mismo, con el cierre de la frontera de Rafah. En otras declaraciones había afirmado que la diplomacia egipcia debía "ceñirse a la legalidad y a los intereses nacionales", lo que incluía "exigir cuentas a Israel cuando incumple sus obligaciones".
El Arabi perteneció a la Comisión de Justicia de la ONU y fue magistrado de la Corte Penal Internacional de La Haya. En los últimos años se dedicaba a la abogacía privada y a ejercer como mediador en Sudán.
La cuestión de Gaza es una de las más urgentes para el Gobierno predemocrático egipcio. La política de Hosni Mubarak había consistido en unirse al bloqueo israelí sellando la frontera sur de la franja. Toleraba, sin embargo, el tráfico de mercancías a través de centenares de túneles, un sistema que enriquecía a los traficantes y a los oficiales de los puestos fronterizos, perceptores de generosos sobornos.
Respecto a los habitantes de Gaza, Mubarak no mostraba ninguna tolerancia. Temía que Hamás, el partido islamista que controla la franja, extendiera su influencia a Egipto. Las personas que se beneficiaban de permisos para salir de Gaza y ser acompañados al aeropuerto de El Cairo, con destino al extranjero, denunciaban con frecuencia que recibían palizas indiscriminadas por parte de la policía egipcia.
El bloqueo de Gaza es muy impopular entre los egipcios. El Ejército, que ejerce una dictadura provisional hasta las elecciones, ha garantizado que el tratado de paz con Israel será respetado, pero los sentimientos antiisraelíes resultan claramente perceptibles entre los ciudadanos.
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