Saben que soy malo
La prioridad del banco tóxico de Bankia debe ser devolver el dinero público
El banco malo de Bankia puede ser la opción menos mala. La entidad crediticia española, creada a partir de la fusión de siete cajas, ha encontrado una forma aparentemente ingeniosa de atraer a nuevos inversores para su próxima oferta pública de acciones: deshacerse de sus activos tóxicos colocándolos en una unidad separada y no cotizada. La idea funciona mientras el banco malo se puede financiar a sí mismo, pero si nos basamos en los escasos detalles que se han divulgado hasta ahora, es difícil estar seguro.
La estructura funciona así: el banco malo que no cotiza en Bolsa, que pertenece a las sietes cajas, tendrá unos activos por valor de 53.000 millones de euros, entre los que se incluyen los terrenos adquiridos, los préstamos inmobiliarios afectados y algunas participaciones industriales. Su capital provendrá de los 4.500 millones de euros actuales en acciones preferenciales que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria público (FROB) ya ha inyectado en el banco.
El banco malo también poseerá el 100% de Bankia, la entidad crediticia medianamente buena, que está preparando una salida a Bolsa para captar dinero que le ayude a cumplir su objetivo del nuevo capital básico de nivel 1 de al menos el 8%. La ventaja de esta estructura es que es más probable que los inversores privados inyecten capital fresco en Bankia, reduciendo así la necesidad de otro rescate del Estado. Sin embargo, el riesgo es que el banco malo se vaya a pique.
Rodrigo Rato, el presidente de Bankia, se opone al término de "banco malo" porque afirma que la unidad generará beneficios. Pero los terrenos son el tipo de propiedad más tóxico de España con diferencia. Además, la mayor fuente de ingresos del banco malo serán los dividendos de Bankia, que todavía tiene que demostrar que puede funcionar eficientemente como banco fusionado.
Existen otros riesgos. En primer lugar, el banco malo podría decidir desprenderse de más acciones en Bankia, lo que crearía un exceso de valores. Otro peligro es que Bankia sufra presiones para respaldar al banco malo -y a sus principales propietarios, las cajas- mediante el pago de unos dividendos excesivos. Para garantizar que los contribuyentes son lo primero, el Banco de España debería asegurarse de que la primera prioridad del banco malo es devolver el dinero al FROB.
Bankia está haciendo todo lo que puede para evitar otro rescate. Si la división ayuda a atraer un poco de capital privado, vale la pena intentarlo.
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