Renault en sus manos
Los futuros coches del fabricante francés se inspirarán en el prototipo diseñado por el joven diseñador de Elche Julio Lozano
La carrera de Julio Lozano va tan deprisa que es muy probable que el día en que este joven ilicitano de 31 años se gane el derecho a conducir un coche de empresa sea un modelo diseñado por él mismo. Llegó a Renault en 2006 sin mayor bagaje profesional que unas prácticas de verano en Audi y, aunque aún no ha acumulado la experiencia mínima para que le faciliten un utilitario, sí que ha tenido tiempo para dejar su impronta en la marca. Suyo es el diseño exterior del Captur, un prototipo o concept car que marcará la línea estética de los vehículos del fabricante francés los próximos años y que fue uno de los triunfadores del Salón del Automóvil de Ginebra.
Lozano pertenece al selecto grupo de diseñadores del Technocentre de Renault, una especie de ciudad en miniatura de estética futurista situada a 35 kilómetros de París. "Aquí tenemos de todo: restaurantes, gimnasio, supermercado, banco, incluso un concesionario. Si te fijas en la arquitectura, parece una estación espacial", relata. En un centro en el que trabajan más de 12.000 personas, él y otros 111 compañeros de 22 nacionalidades conforman un departamento de acceso restringido en el que idean cómo son y serán los coches de la marca. Unos se encargan del diseño exterior, como él, y otros del interior y los colores.
"Para diseñar, lo importante es estar al día en nuevas tendencias"
El Captur es el primer gran éxito de una carrera que empezó a decantarse un verano, con ocho años, cuando la madre de Lozano le pidió que hiciera los deberes para poder ir a la piscina. El disgusto inicial dio paso a una sonrisa traviesa cuando el niño descubrió que entre sus tareas no habría álgebra, gramática u ortografía. "Me tienes que dibujar un coche diferente cada día", le propuso ella para evitar que el chico estuviera ocioso y para que, a su vez, disciplinara un talento que ya empezaba a mostrar. "Me gustaban mucho los prototipos que veía en las revistas. Y trataba de dibujar lo que llamaba coches del futuro. Entonces no sabía que se llamaban concept cars", recuerda.
El obstáculo con el que se encontró Lozano cuando decidió ser diseñador de automóviles no fueron los comentarios sardónicos -"Sí, claro, y yo también...", le decían-, sino cómo conseguirlo. "Nosotros somos un poco como los astronautas. No existe una carrera específica, no hay un camino en línea recta. Al principio no sabes muy bien por dónde ir y hay que tirarse a la aventura. No es nada fácil llegar porque hay poquísimos estudios", explica el joven. En su caso, tuvo que licenciarse en Diseño Industrial en Valencia y hacer dos posgrados para especializarse, uno en ELISAVA de Barcelona y otro en el prestigioso Royal College of Arts de Londres, la primera escuela de diseño de automóviles que abrió en el mundo. De allí lo reclutó Renault.
A Lozano le ha costado cinco años cumplir el sueño de todo diseñador: hacer un prototipo. "Con un coche de producción tienes más limitaciones: de ingeniería, de costes, de marketing... Te tienes que ajustar a lo que es la marca; si no, todos haríamos ferraris", explica. "En cambio, el concept car es como la alta costura. Es un modelo único que representa la visión que se tiene para los futuros coches de la marca, hasta dónde somos capaces de imaginar". Él imaginó a un atleta en el momento en que va a empezar a esprintar, y su idea triunfó en una votación a mano alzada que se hizo dentro del departamento entre más de 30 propuestas.
"Para diseñar no tiene demasiada relevancia que te gusten los coches muy rápidos o con muchos caballos. Lo importante es estar al día en nuevas tendencias", expone Lozano. "Yo me inspiro mucho en material deportivo, como zapatillas, cascos de esquí, bicicletas de montaña. Pero también me gustan la arquitectura y el arte callejero. Me fijo en los edificios de Zaha Hadid, Norman Foster o Jean Nouvel y en los grafitis de Banksy y el francés que pinta marcianitos", agrega.
El joven que de niño dibujó coches del futuro duda antes de decir cómo serán los modelos venideros. "Supongo que se van a adaptar cada vez más a las personas. Van a ser algo con lo que la gente se quiere expresar, como si se tratara de una prenda más", dice. "Lo que sí tengo claro es que no serán como muchas veces nos hemos imaginado. No volarán. Porque entonces ya no serían coches; serían aviones", puntualiza.
Un atleta como inspiración
"Renault buscaba un modelo sensual, ligero y dinámico y que, a la vez, fuese un coche de aventura", explica Julio Lozano. "Cuando me puse a dibujar, pensé en un atleta. Quería que el coche tuviera la actitud de un esprínter en el momento que va a tomar la salida y va a acelerar. Si te fijas, a nivel de proporción, actitud e impulso, el coche siempre tira hacia delante. Mi idea era que aunque estuviera parado diera siempre la sensación de movimiento. Para ello, me he inspirado mucho en deportes radicales, en material como cascos de esquí y de bicicleta de montaña, zapatillas, elementos de vela... Para los interiores, los diseñadores suelen inspirarse en relojes o películas de ciencia-ficción como La Guerra de las Galaxias o Tron"
Lozano añade: "Cada diseñador tiene un estilo. Hay gente que dibuja y gente que prefiere trabajar directamente con programas de diseño. En mi caso, soy un poco oldschool. Siempre empiezo dibujando con bolígrafo o lápiz. Después escaneo y utilizo el ordenador para dar color, brillos, y volumen al coche".
"Este es un trabajo de equipo muy elaborado. Requiere mucha comunicación porque el diseño interior y el exterior tienen que encajar a la perfección".
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