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Tribuna:TRIBUNA
Tribuna
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Las urnas en tiempos de desafección

Las últimas elecciones en Andalucía no sólo han impactado por los resultados, sino que podrían ser un ejemplo claro de la utilidad de las urnas y de cómo reflejan el estado de la opinión pública, del proceder de los ciudadanos cuando el sistema no se ajusta a sus deseos, y de cómo incluso el bipartidismo podría evolucionar de forma diferente, cuando los ciudadanos reivindican un cambio.

Está claro que un análisis pormenorizado de los resultados, por municipios, revelarían peculiaridades que se ocultan cuando se hace un análisis que computa los datos a nivel provincial y de la capital de provincia, pero podemos extraer conclusiones interesantes por las novedades que se manifiestan.

Ha habido más voto nulo o en blanco donde el descalabro de la izquierda ha sido mayor

El aumento de la participación electoral muestra la percepción mayoritaria de la utilidad del voto. No cabe duda de que el aumento de la participación, en una situación de desafección política, ha sido un elemento importante a considerar, más aún, cuando dicho aumento ha sido mayor en las capitales que en el resto de la provincia.

En Córdoba capital, la participación ha llegado a estar tres puntos por encima de la provincia, en Sevilla y Jaén, 2,5 y en el resto, entre uno y dos puntos. Ha existido una participación que refleja una clara apuesta por el Partido Popular. Una homogeneidad en los comportamientos electorales en unas locales que no tendrían que ser tan parecidos como nos muestra una comparativa entre el incremento de la participación y el incremento de apoyos dirigidos al PP.

En el aumento de la participación, caben múltiples factores, pero en esta ocasión mucho tiene que ver con la forma en que se han diseñado las campañas electorales. ¿Cuál ha sido la campaña electoral del PSOE en Andalucía?¿Cómo han reaccionado a las acusaciones que día tras días ocupaban el debate electoral de la campaña? Ha estado muy clara la apuesta del PP. Optó por diseñar una campaña agresiva que finalmente le ha dado buenos resultados. Sin embargo, ahora le ocasiona la tremenda duda de si con el discurso utilizado han podido agotar su capacidad movilizadora de voto. Sobre todo porque en las provincias no les ha aportado tan rentables beneficios como en las grandes urbes. Y en este punto es importante señalar que, en el anonimato de las grandes ciudades es donde existe un tipo de electorado que sólo se moviliza hacia la derecha o hacia la izquierda en situaciones clave, para ellos, en momentos de euforia, o arrastrados por la opinión popular, pocas veces por ideología. En ninguno de los casos señalados se trata de una clientela electoral estable y sobre la que se pueda disponer.

En esta ocasión, el descenso del PSOE ha mostrado la existencia de cierto desajuste entre la percepción que el PSOE tiene de sí y la percepción que tienen los ciudadanos. El primero daba por hecho que jamás perdería unas elecciones en Andalucía. Los segundos les han demostrado que sí y sólo han frenado la caída los alcaldes que han obtenido mayorías y que de alguna manera seguían inmersos entre sus conciudadanos dando muestra de otra forma de hacer política.

En cualquier caso, se ha tratado de una experiencia electoral atípica, pero no por ello no enriquecedora, sobre lo que se debe y no se debe hacer. Unas elecciones locales han mostrado la posible incidencia que un cambio en el electorado puede tener en la evolución del bipartidismo, porque aún siendo incipiente, podría indicar un cambio.

Los resultados han mostrado, además, el incremento producido en el apoyo a nuevas candidaturas de independientes o pequeños partidos, y en la apuesta por el voto blanco o nulo. Esto tiene su incidencia porque al introducir el crecimiento de un voto que no ha estado dirigido a los partidos mayoritarios: ¿Cuál ha sido la procedencia o de dónde se ha nutrido la victoria del PP? Con el incremento de la participación no era suficiente. ¿Se ha trasvasado el electorado del PSOE? o ¿se ha podido quedar en casa el votante socialista y el PP ha movilizado a todo lo que era susceptible de ser movilizado ya? Si esto fuese así, el PP habría tocado techo en Andalucía y se habría ocultando un posible descenso de participación del voto de izquierda.

Si se hubiese dado un trasvase importante de votos del PSOE al PP ¿de dónde se habrían nutrido todas las nuevas candidaturas que por primera vez han obtenido representación? o ¿a costa de quién han aumentado los votos nulos o blancos, como posible símbolo de solidaridad con el movimiento 15-M?

Los porcentajes de votos blancos o nulos sumados han sido mayores en las capitales de Córdoba, Jaén, Málaga y Sevilla, donde a su vez se han producido los mayores descalabros para la izquierda partidista en general. En todas las provincias si se suman estos votos, posibles "indignados", a los dados a las nuevas formaciones políticas, estaríamos hablando del 9% en Almería, 16% en Cádiz, 14% en Córdoba, 16% en Granada, 11% en Huelva, 9% en Jaén, 12% en Málaga y 11% en Sevilla. Porcentajes muy por encima del descenso del PSOE.

Y no parece probable que estos votos, que no optan por ninguno de los partidos mayoritarios o rechazan el sistema electoral, puedan proceder de la derecha ideológica andaluza. Así que la probabilidad de que el voto descontento del PSOE se haya dirigido a estas nuevas opciones, al voto nulo o blanco, es más alta que un trasvase de votos al PP.

Las urnas han hablado y de qué manera. Ahora toca actuar a los partidos políticos y calibrar cómo y de qué forma constructiva deben actuar en beneficio de un proyecto donde el objeto sea Andalucía y los andaluces, y no los intereses electoralistas de ninguna formación política con ambiciones estatales.

Susana Corzo es decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada.

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