Cae un etarra que compró en Italia material para bombas
Llevaba antenas útiles para activar artefactos a distancia
La policía francesa detuvo el jueves a un etarra que se había ido a Italia a comprar material electrónico para montar bombas y activarlas a distancia. Iñaki Domínguez Atxalandabaso, experto en activación de cargas por control remoto, fue arrestado con una maleta cargada de placas, diodos, antenas y cables mientras regresaba a Francia en tren, justo por una zona en la que se supone que ETA ha buscado refugio de la presión policial que sufre en la zona fronteriza con España. El detenido, sin delitos de sangre que se sepa, supuestamente había participado en cursillos de adiestramiento a terroristas de las FARC. Iba cargado también de sistemas electrónicos de almacenamiento de información de gran capacidad
Fue investigado por dar cursillos a las FARC para accionar bombas con móviles
El etarra Iñaki Domínguez Atxalandabaso (Gernika, Vizcaya, 25 de junio de 1975), cuya detención se hizo pública ayer por la mañana, se había ido a Italia para hacer unas compras de un material que en Francia, donde aún tiene ETA su base principal, no se pueden adquirir en cantidades sin levantar alguna sospecha. La compra en sí emite una mala señal por parte de un grupo terrorista que ha decretado una tregua, según subrayaban ayer fuentes policiales.
A primera hora de la mañana, cargado con una maleta que contenía siete bolsas de plástico con los componentes electrónicos, se subió en el tren TGV-9240, que cubre el trayecto Milán-París. A tenor del billete que llevaba en la mano, Domínguez se había subido al tren en Turín para bajarse en Chambery, ya en Francia.
Pero a las 10.15 del jueves, el tren hizo una parada -de las varias que realiza en el recorrido- a mitad de trayecto, en la localidad de Modane, entre las montañas del parque nacional de Vanoise. Allí le abordó la Policía del Aire y las Fronteras (PAF), que hace controles de forma habitual en este tren, especialmente tras la crisis por los refugiados tunecinos que huían de las revueltas en su país y que llevó a cerrar el tráfico ferroviario entre Francia e Italia y a cuestionar incluso algunos aspectos del tratado de Schengen.
El etarra se puso nervioso y lo primero que pudieron comprobar los agentes es que llevaba tres DNI españoles con tres identidades diferentes pero ninguna la suya verdadera. También portaba gran cantidad de efectivo (2.000 euros y 500 dólares), un disco duro externo, dos dispositivos de memoria USB y una tarjeta Micro-SD.
La alerta saltó al abrir la maleta, en la que llevaba perfectamente embolsados circuitos electrónicos, resistencias, diodos, cables, fichas electrónicas, circuitos impresos... El Ministerio del Interior ha preferido no sentenciar oficialmente que se trataba de material para montar artefactos, pero todas las fuentes policiales dicen que eso solo lo quiere ETA para montar bombas. "Y si no, ¿para qué?", ironizan. El material se completaba con tubos de neón ultravioletas, similares a los que ya se localizaron en alguno de los talleres en los que ETA fabrica bombas. Y, finalmente, lo que más alertó a los investigadores: varias antenas marca Proxek y Diamond de 30 centímetros de largo de color negro. Este es material que las fuentes aseguran que es fundamental para activar artefactos a distancia. "Nada bueno hacía con el material que trasladaba, pero no me atrevería a ir más lejos", sentenció ayer el vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, tras el Consejo de Ministros.
El material que portaba el detenido ha llevado a la policía a situarlo en el aparato logístico de ETA, como comprador, y lanza una mala señal sobre las intenciones de la banda. "Si están comprando está claro que no están quietos y eso no es nada bueno", sentenciaba una fuente policial.
Y peor es la señal sabiendo que la justicia investigó la presencia de Domínguez en Venezuela como miembro de una delegación etarra que habría dado cursillos a las FARC sobre activación de explosivos mediante teléfonos móviles y otros sistemas de control remoto.
Domínguez, que estaba en los carteles de los más buscados, se convierte en el etarra número 43 detenido este año y el material se suma a las dos toneladas de explosivos que ha perdido ETA desde que declaró su tregua a partir de septiembre pasado.
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