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Reportaje:PRIMER PLANO

Una herencia incalculable

Steve Jobs creó una empresa global a partir de una idea sencilla: vender el mejor producto combinando arte y tecnología

Steve Jobs tuvo la premonición de que moriría a los 40 años. Así se lo dijo a Steve Wozniak, con el que fundaría Apple. "También en eso superó las expectativas", comentaba el ingeniero el día después de que se anunciara la muerte del gurú tecnológico a los 56 años. Ningún gestor es inmortal, pero Jobs era de un valor incalculable para la compañía que revolucionó la electrónica de consumo. Era y es la imagen de Apple.

La filosofía que llevó a Apple a ser la empresa más valiosa en Wall Street -título que disputa con ExxonMobil- era sencilla: vender el mejor producto. Durante tres décadas llenas de altibajos -hasta el punto de rozar la suspensión de pagos en 1996, tras perder 2.000 millones de dólares- la empresa demostró que un buen diseño puede transformar la manera de usar la tecnología.

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El propio Jobs describió sus productos como un cruce entre arte y tecnología. "Es tan apetecible que dan ganas de chuparlo", dijo cuando presentó los ordenadores iMac de distintos colores. Jobs revolucionó muchas cosas de la vida; también la manera de consumir tecnología y de controlar las propias finanzas gracias a las aplicaciones en sus dispositivos.

Los años más productivos de Apple coinciden, precisamente, con los que su jefe luchaba por sobrevivir al cáncer de páncreas. Fue precisamente Tim Cook, su sucesor, quien estuvo al frente de la compañía durante sus tres bajas médicas (2004, 2009 y 2011). Pero Jobs sabía, como dijo en el memorable discurso de graduación que pronunció en 2005 en la Universidad de Stanford, que debía darse prisa.

Apple tiene un valor de mercado de 350.000 millones de dólares, y al ritmo en que crece hay quien dice que podría ser la primera de Estados Unidos en llegar al billón, algo que solo consiguió de forma efímera Petrochina. En cuestión de una década sus acciones se han revalorizado un 3.500%; un 11.300% si se toma como referencia el retorno de Steve Jobs en 1997. Es el reflejo de un incremento sostenido de casi tres dígitos en las ventas de sus innovaciones.

La firma de Cupertino (California) es una máquina de hacer dinero capaz de haber acumulado 76.000 millones de dólares en efectivo. Apple presenta el próximo 18 de octubre sus cuentas de 2011. En su tercer trimestre fiscal se anotó un beneficio neto de 7.310 millones, tras registrar unos ingresos de 28.750 millones, dos cifras récord en la historia de la compañía.

El crecimiento de Apple está siendo extraordinario, y no parece tener techo a pesar de la renqueante marcha de la economía y de la creciente competencia con los dispositivos móviles de

Samsung y con el sistema operativo Android, de Google. Lejos quedan los 117 millones en ingresos que presentó en su debut bursátil, en 1980 o los primeros mil millones que facturó cuatro años después.

El 62% de las ventas de Apple se originan actualmente en el extranjero, de acuerdo con las últimas cifras presentadas en Wall Street. Y en el negocio internacional, Asia es la tierra prometida, con un crecimiento del 250% en solo un año. China es clave. Allí los ingresos se multiplicaron por seis en ese periodo, hasta los 3.800 millones en el trimestre o un acumulado de 8.800 en los nueve meses del ejercicio fiscal 2011, que acaba de cerrar.

En el Pacífico asiático y otras regiones emergentes es donde se encuentran las mayores oportunidades para Apple, según explicó Tim Cook en su última conferencia con analistas, una semana antes de asumir las riendas de consejero delegado. "Estamos rascando la superficie", dijo. Lo mismo opinan los analistas de Silicon Valley, aunque para el conjunto del mercado tecnológico.

La declaración de despedida de Robert Iger, presidente ejecutivo de Disney, lo dice todo: "A pesar de lo que logró Jobs, parecía como si estuviera empezando". Y eso es lo que subrayan desde la firma de asesoría financiera Edward Jones para destacar el potencial que Apple tiene por delante en la era pos-Jobs: "Si se echa un vistazo al mercado combinado de tabletas y el ordenador tradicional, la cuota de mercado de Apple es del 8%". Su previsión es que en 2015 se haya duplicado.

El principal motor de este crecimiento está precisamente en los dispositivos móviles. En total, Apple vendió en el último trimestre 20,3 millones de unidades del teléfono interactivo iPhone, un 142% más que un año antes. En el caso de su popular tableta electrónica iPad, las ventas rondaron los 9,25 millones de unidades, casi cuatro veces más que en 2010.

Para el cuarto trimestre, la previsión es que los ingresos de Apple ronden los 25.000 millones, según Peter Oppenheimer, su director financiero. Una de las cosas que gusta en Wall Street es que Apple no solo cumple, si no que supera las previsiones, en parte porque son conservadores a la hora de hacerlas. Los inversores también se fijan en el hecho de que hace cinco años no hubiera un solo iPhone en el mercado. Ahora controla el 5% de las ventas globales.

Si fuera un país, tendría ya 250 millones de habitantes. La cifra corresponde al número de dispositivos móviles vendidos en los últimos cuatro años que funcionan con el sistema operativo iOS, marca de la casa. El iPhone es, además, el modelo de teléfono interactivo más vendido y rentable; una pieza clave en el ecosistema de dispositivos que lucen la marca Apple, con la que está marcando el camino desde hace cuatro años a competidores y operadores.

Pero Apple no es solo un rival para otros fabricantes. También está canibalizando sus propios productos, como el rompedor reproductor de música e imágenes iPod, que acaba de cumplir su décimo aniversario y con el que Jobs comenzó la espectacular remontada. Las ventas del iPod cayeron un 20% en el último trimestre, aunque sigue dominando el mercado de reproductores MP3 con una cuota del 70%, según la firma MPD.

Ese aparato fue el banco de pruebas para desarrollar la misma tecnología de la que es ahora víctima, heredada por el iPad o el iPhone. Para entender la tendencia, solo hay que fijarse en que las ventas del iPod se encuentran al mismo nivel de otoño de 2005. Una caída que comenzó en 2008, con el iPhone cumpliendo un año de vida. El de los reproductores de música sigue siendo un segmento rentable, pero su carta de defunción podría estar ya firmada.

La caída en las ventas del iPod continuará en los próximos trimestres, debido a que los usuarios tiende a comprar otro tipo de dispositivos. Lo mismo se observa entre algunos clientes de Mac, que cambian sus ordenadores portátiles por el iPad. Fruto de la tendencia hacia productos cada vez más ligeros es la decisión adoptada este verano de acabar con el MacBook blanco, relegado por la nueva familia de portátiles Air.

Cook es el primero en admitir que hay cierta canibalización por culpa del iPad, pero en Apple se inclinan a pensar que los ordenadores Windows perderán más compradores. También confían en que el nuevo sistema operativo Lion alimente las ventas en el cuarto trimestre, junto a las últimas actualizaciones de Mac.

Fruto de la expansión de la compañía más allá del ordenador personal fue la decisión de quitar la palabra computer de la marca, en 2007. Apple vende ahora más portátiles MacBook y ordenadores Mac que cuando Jobs retomó las riendas de la empresa, hace 15 años: casi cuatro millones al trimestre. El incremento en un año fue del 14%. Es notablemente inferior al del iPhone y al del iPad, pero multiplica casi por cinco la media del mercado del PC con sistema operativo Windows.

Del total de los ingresos trimestrales, unos 3.500 millones se facturaron en las 327 tiendas físicas que Apple tiene en los cinco continentes. El incremento en un año fue del 36%. La facturación media por establecimiento es de casi once millones. A estos se les suman los 1.400 millones a través de su tienda virtual de música, iTunes, que cuenta con 225 millones de usuarios.

Otro de los motores de crecimiento futuro para la compañía está en la nube. Como en el resto de innovaciones que se anuncian a bombo y platillo, Apple no está creando nada nuevo. Se trata de una infraestructura para la distribución de contenidos y almacenamiento de datos en la Red que, por ahora, dominan Amazon y Google. El negocio es incipiente y representa una clara oportunidad para el equipo de Tim Cook.

Pero a pesar de todos estos números y promesas, está por ver hasta qué punto la predicción de Jobs fue correcta al decir que los mejores días de Apple están aún por llegar. Como indican desde Peridot Capital Management, "si sus 50.000 empleados pueden aportar un 75% de lo que aportó Jobs a la compañía, Apple tendrá un futuro muy prometedor".

Como cualquier gigante industrial, para ser rentable Apple necesita innovar a la vez que reduce costes. El margen de beneficio de la empresa se acercaba a finales de junio al 42%, tres puntos porcentuales más que un año antes. Y para llevar el producto al consumidor final sin demasiados costes ni retrasos, su cadena de producción y distribución debe estar perfectamente sincronizada. En ese territorio se maneja como pez en el agua el propio Cook, antiguo jefe de operaciones y creador de las tiendas Apple.

La cantidad de dinero en efectivo que acumula Apple es una garantía de pago para las socias que participan en la cadena, como la china FoxConn o la propia Samsung. Eso le permite hacer pedidos por adelantado, a gran escala, de los componentes que necesita y negociar precios para fabricar de la manera más rentable posible. Pero, sobre todo, deja fuera de juego a los rivales.

Ese mundo lo empezó a construir Cook con el primer iPod. Y controlando a golpe de chequera todos los eslabones de la cadena, Apple es capaz de programar con precisión el lanzamiento de cualquier innovación tecnológica. Es un modelo, y un ritmo, muy difíciles de replicar para otras compañías del sector, como Motorola Mobility, recientemente adquirida por Google.

La firma de análisis del negocio de semiconductores iSuppli auguró hace un año que Apple sería en 2011 el mayor comprador de componentes tecnológicos del mundo, por detrás de Samsung, a la que rebasará en 2012. Sobre las espaldas de Cook está la responsabilidad de seguir dando forma a la visión de Jobs. Y como el gurú, el reservado ejecutivo no se conforma con cualquier cosa.

Esa cualidad, señalan en Ticonderoga Securities, es la que engrana la cultura de Apple. Aunque la ausencia física de Steve Jobs se dejará sentir, concluyen desde Edward Jones, la compañía ya tiene marcada la hoja de ruta para los productos que saldrán al mercado durante los próximos dos años. Pero en los negocios en los que la compañía participa, precisan, la innovación es crítica. El momento de la verdad llegará cuando la manzana de Jobs madure. -

REUTERS
Steve Jobs, fallecido el miércoles a los 56 años.
Steve Jobs, fallecido el miércoles a los 56 años.P. MACDIARMID (GETTY)

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