El presidente de la CNMV admite que "es sencillo usar información privilegiada" en España
Lo admite en un libro de entrevistas de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada
Julio Segura cree que "es relativamente sencillo utilizar información privilegiada pero no en España sino en todo el mundo si se tiene el cuidado de no dejar rastros o de que los rastros no sean muy directos". Segura hace estas declaraciones en un libro de entrevistas que acaba de publicar la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, Fedea, con motivo de su vigésimo quinto aniversario.
Entrevistado por el economista Santiago Bentolilla, el máximo responsable del órgano supervisor de los mercados comenta que "cuando se habla de supervisión de mercados, de lo que se habla esencialmente es de información privilegiada y de manipulación de mercado". También admite que la CNMV tiene "un sistema de alarmas que analiza todas las operaciones y hacen saltar las alarmas 70.000 operaciones al año. En mi opinión es demasiado sensible; al final se terminan investigando 15.000". En las declaraciones a Bentolilla, que éste califica de mordaces, Segura lamenta y denuncia la actual situación legal porque supone la combinación de instrumentos de inspección "poco poderosos junto con un sistema legal muy garantista hace que sea muy difícil desarrollar casos que conduzcan a una sanción".
Solbes admite errores
Pedro Solbes, exministro de Economía hasta 2004, también es entrevistado en el citado libro. El actual consejero de Barclays, confiesa a César Molinas que "el Banco de España lo hizo muy bien en la crisis", pero lanza una crítica: "Hay otras cosas que no se pudieron hacer, por ejemplo, insistí al Banco de España en más de una ocasión que analizara como podríamos evitar los excesos que vivimos en el crédito hipotecario y no se encontró la forma de reducir su crecimiento. Como Ministro de Economía (y fui muy criticado en aquel momento) insistí en más de una ocasión que no era razonable que España construyera 700.000 casas al año cuando nuestras necesidades eran claramente menores".
El exvicepresidente desvela que intentó acabar con las hipotecas a 40 años "porque eso solo servía para incrementar la demanda, una demanda que ya era excesiva y, en consecuencia, los precios. Intentamos con el Banco de España ver qué se podía hacer para desincentivar todo aquello pero, como siempre en las burbujas, aunque algunos se salían de las operaciones, otros nuevos entraban pensando que se seguía ganando dinero y es verdad que llevaron la burbuja hasta el final". Recuerda resignado las palabras del expresidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan. "Aunque no esté de moda citarlo, tenía razón cuando decía que las burbujas no se pueden cortar, solo prepararse para cuando estallen".
Por último, Solbes admite un error en su labor al frente del ministerio, algo poco habitual en los políticos: "Me las ví y me las deseé para tener un superávit mínimo, cuando hoy es evidente que tenía que haber sido de 4 o 5 puntos porque los ingresos que estábamos recibiendo eran cíclicos, no estructurales".
Joaquín Almunia, en una conversación con la economista Sara de la Rica, también reconoce un error de cálculo. "Sabíamos que el boom inmobiliario empezaba a desacelerarse, pero en la medida en que el sistema bancario español estaba blindado porque no tenía subprime ni productos estructurados, creímos que la crisis financiera afectaría mucho menos". Jaime Caruana, gobernador del Banco de España, desde 2000 a 2006, dice a Rafael Repullo que la banca se resistió a la implantación de las provisiones anticíclicas, que son un colchón para los tiempos de crisis, porque "el coste para el sector fue del orden del 15 o 20% de sus beneficios operativos . Un coste muy importante". Sobre la crisis internacional, comenta que "ha demostrado que buena parte de los beneficios que se han repartido en la época de gran bonanza realmente eran primas de riesgo no reconocidas por la contabilidad".
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