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La reducción del nivel de deuda de familias y empresas se acelera

El pasivo de hogares y sociedades cae un 3,4% anual en el segundo trimestre La diferencia entre los ahorros y los préstamos que tienen concedidos se reduce en 58.112 millones La deuda bruta total de la economía española es de 10,13 billones

Monedas de un euro.
Monedas de un euro.EFE

El volumen de deuda privada sigue siendo uno de los principales lastres de la economía española. Y achicar deuda en un entorno de recesión, con caídas de ingresos empresariales y de rentas familiares, es algo así como el más difícil todavía. Aun con el vendaval en contra, familias y empresas se aplican en un proceso lento, pero en muchos casos inevitable, que determinará en buena medida cuando se recuperará la economía española. Un proceso que se ha anotado otra muesca al acelerar el ritmo de recorte anual al 3,4%.

Las cuentas financieras trimestrales, publicadas por el Banco de España, dan fe de que el nivel de endeudamiento bruto de hogares y empresas baja al mayor ritmo desde que alcanzó su techo, a finales de 2008, con 2,4 billones de euros. Esta estadística, en la que se computa la deuda materializada en préstamos y títulos (excluidas las acciones), evidencia también la dificultad del proceso. Tres años y medio después, el pasivo de familias y sociedades no residentes, según esta medida, se sitúa en 2,26 billones de euros, lo que equivale al 214% del PIB. Desde 2008, el recorte apenas suma un 5%; en los años del boom, los incrementos anuales de la deuda sobrepasaban con creces el 15%.

La inversión neta de la economía apenas equivale ya al 4% del PIB

El descenso del nivel de deuda es algo más intenso en los hogares, que tienen una carga menor (81% del PIB), que en las empresas (133%). Según los datos del Banco de España, el pasivo de las familias retrocedió un 3,7% hasta el segundo trimestre (en comparación con el mismo periodo del año anterior), mientras que el de las empresas encogió un 3,3%.

El lento descenso del nivel de deuda, también conocido como desapalancamiento, se aprecia en las estadísticas sectoriales del Banco de España, salvo en lo que se refiere a las Administraciones públicas, con aumentos ininterrumpidos desde 2007. Si se incorpora al sector público, la reducción del nivel de deuda apenas habría comenzado este año, y solo gracias a los descensos del pasivo registrados por familias y empresas.

Las cifras del Banco de España apuntan a una deuda bruta total de la economía española (incluye todo tipo de instrumentos, como las acciones, y a las entidades financieras) de 10,13 billones. Si se excluyen las operaciones entre los sectores de la economía española, queda la deuda con el resto del mundo, cercana a los 2,3 billones. Sin el pasivo materializado en acciones la cifra ronda los 1,8 billones (el 170% del PIB). Aquí el descenso de la deuda en familias y empresas no ha sido suficiente para compensar el repunte de la Administración y de las entidades financieras (reflejo de su mayor dependencia del Banco Central Europeo).

La riqueza familiar baja un 16% por el menor valor de las acciones

Sí hay un descenso, aunque también moderado, en los activos financieros netos, una aproximación a la deuda exterior neta. Aquí se contrasta el nivel de deuda de una economía con el resto del mundo con el valor de sus activos, con su riqueza. Es una de las mejores maneras de medir la dependencia de la financiación exterior, muy marcada en el caso español. En el segundo trimestre se quedó en el 86,7% del PIB, cuando hace un año equivalía al 90,6%. Entre otras muchas cosas, la estadística de cuentas financieras trimestrales que elabora el Banco de España permite calibrar el estado (comatoso) de la inversión en la economía española. La formación de capital fijo (descontada la depreciación) apenas equivale ahora al 4% del PIB, un ratio que en los años de expansión superaba el 17%.

Los datos reflejan también el descenso de la riqueza neta de las familias. La diferencia entre los ahorros de los hogares y su deuda era, en junio, de 702.549 millones, un 16% menos que en un año atrás. La pérdida de riqueza se debe sobre todo al menor valor de las inversiones en acciones.

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