EE UU se convertirá en el primer productor mundial de petróleo en 2020
El repunte de la producción del combustible y de gas permitirán al país adelantar a Arabia Saudí
El escenario energético actual de Estados Unidos será objeto un cambio radical en los próximos años, que convertirán el país norteamericano en el primer productor a escala mundial de petróleo hacia 2020 y diez años más tarde en exportador de este combustible, según los datos publicados hoy por la Agencia Internacional de la Energía.
El reciente repunte en la producción de petróleo e hidrocarburos no convencionales (como el gas), así como la explotación de reservas de petróleo ligero (hasta ahora considerada demasiado costosa y complicada) están a la base de esta previsión, que llevará el país norteamericano a adelantar a Arabia Saudí al menos hasta la mitad de la década de 2020.
El avance de EE UU se apoya sobre un amplio abanico de nuevas tecnologías empleadas en la extracción del combustible, como la fracturación hidráulica, una técnica prohibida en Francia al considerarla de riesgo para el medioambiente.
Crece la demanda petrolera
La demanda petrolera crecerá un 14% hasta 2035, según los datos difundidos este lunes por la Agencia Internacional de Energía. La necesidad mundial alcanzará los 99,7 millones de barriles diarios, unos 700.000 más que en la actualidad, sobre todo por el repunte del consumo relacionado con el transporte.
China, India y Oriente Medio representan el 60% de este aumento, mientras que la demanda en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) registra una leve subida.
La Agencia, sin embargo, advierte de que el mundo está fracasando en conducir el sistema energético mundial por una senda más sostenible en cuanto a desafíos clave, como responder a las crecientes necesidades energéticas mundiales, inducidas por el aumento de los ingresos y de la población en las economías emergentes; proporcionar acceso a la energía a los más pobres; y conseguir sus objetivos en materia de cambio climático.
Mejorar la eficacia tendría notables consecuencias en las tendencias energéticas y climáticas mundiales, según el mejor escenario analizado por la Agencia. El organismo calcula que el crecimiento de la demanda mundial de energía primaria hasta 2035 sería la mitad, lo que permitiría un ahorro en términos de barriles equivalente a la producción actual de Noruega y Rusia juntas.
Los informes de la Agencia demuestran que cada año es más complicado alcanzar el objetivo de limitación del aumento de la temperatura mundial a dos grados. Si todos los países se comprometieran, hasta 2050 no se podría consumir más de un tercio de las reservas probadas de combustibles fósiles, a menos que se generalice el uso de la tecnología de captura y almacenamiento de carbono.
"La evolución energética en EE UU es profunda y sus efectos se dejarán sentir más allá de Norteamérica y del sector", ha recogido la agencia que reúne los principales países consumadores de energía (entre los cuales se encuentran Europa, EE UU y Japón) en su informe anual que detalla las tendencias energéticas en todo el mundo hasta 2035.
Desde comienzo del año, EE UU han extraído alrededor de 6,2 millones de barriles diarios, frente a los 5 millones de 2008, con un aumento del 24%, según datos del departamento de Estado de Energía del país.
El escenario pronosticado por el organismo constituye una vuelta a la situación del pasado. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta mitad del siglo pasado, EE UU se mantuvo como el principal productor mundial de petróleo. El mapa futuro dibujado por la Agencia Internacional de Energía, sin embargo, podría cambiar ante una eventual retirada de la energía nuclear en ciertos países, al rápido crecimiento continuado de la utilización de las tecnologías eólica y solar, y a la propagación global de la producción de gas no convencional. Las perspectivas de los mercados internacionales del petróleo dependen también de la revitalización del sector petrolero en Irak, el mayor contribuyente al crecimiento de la oferta mundial de este combustible. "Sin el aumento de la oferta iraquí —hasta más de ocho millones de barriles diarios en 2035—, los mercados petroleros se enfrentarían a tiempos difíciles", sentencia el informe, "caracterizados por precios casi 15 dólares por barril superiores al nivel estimado" para dentro de veinte años.
El gas natural es el único combustible fósil para el que la demanda mundial aumenta en todos los escenarios. El futuro del carbón, en cambio, es mucho más incierto. Pese a crecer en la última década más rápidamente que el total de las energías renovables, su destino depende de la implementación de políticas que favorezcan el desarrollo de fuentes de energía bajas en emisiones, del despliegue de tecnologías más eficientes de combustión de carbón y de la captura y almacenamiento de carbono.
Tras el accidente de la central nuclear de Fukushima, en Japón, en 2011, algunos países han decidido reducir el uso de este tipo de energía, mientras se incrementa lo de renovables, con el constante crecimiento de la energía hidráulica y la rápida expansión de la eólica y la solar.
Autosuficiencia energética
La Agencia Internacional de Energía sostiene que el crecimiento de la producción, junto a la implantación de medidas para reducir el consumo de vehículos, hará que EE UU reduzca de forma progresiva sus importaciones petroleras (actualmente el país importa un 20% de la energía que necesita), hasta convertirse en exportador neto hacia 2030. Este camino se contrapone a la tendencia observada en la mayoría de los países importadores de energía, cada vez más dependientes del exterior.
La independencia energética ha sido uno de los temas principales de la campaña de las última elecciones presidenciales estadounidenses. El republicano Mitt Romney había prometido la independencia energética para 2020 apostando por las fuentes convencionales (petróleo, gas y carbón), mientras que el ganador de los comicios, Barack Obama, abogaba por las verdes (energía eólica y solar).
El organismo, sin embargo, alerta de que ningún país constituye una "isla" y que las interacciones entre los diversos combustibles, mercados y precios se están intensificando.
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