Bernanke, partidario de que EE UU siga comprando deuda
El presidente de la Reserva Federal señala que la situación del mercado labora ha mejorado, pero está aún “lejos de ser satisfactoria”
Ben Bernanke lo repite: atenuar no es apretar. El presidente de la Reserva Federal (Fed) quiere dejar así claro a Wall Street que reducir la compra de deuda no significa subir los tipos de interés a corto plazo. Es su forma de garantizar que el banco central de EE UU seguirá estimulando la economía el tiempo necesario, aunque frenando el ritmo con el que está expandiendo su balance. Ante el Congreso de EE UU, bernanke ha asegurado que no hay un calendario preestablecido para reducir los estímulos: "Dependerá de la evolución económica y financiera". Insiste que necesita ver una "mejora sustancial" en el mercado laboral.
En esencia, el mensaje central de Bernanke es que está listo para levantar el pie del acelerador poco a poco, pero sin ponerlo directo sobre el pedal del freno, porque la economía no podría permitírselo en este momento. Es lo que se desprende de la intervención inicial ante el comité financiero de la Cámara de Representantes, en la que sería su última como presidente del banco central.
El resumen que hace Ben Bernanke de la situación económica es que la recuperación continúa a un ritmo que califica de “moderado”. Sobre el mercado labora habla de mejora, aunque precisa que está aún “lejos de ser satisfactoria”. La inflación está por debajo del 2%, lo que le da margen a los estímulos. Su temor es que el lastre fiscal crezca en los próximos trimestres. El presidente de la Fed calcula que sin los recortes drásticos en el gasto público por el impasse fiscal el paro sería ya hasta ocho décimas inferior este año en EE UU. Es decir, estaría por debajo del 7%. El lastre al crecimiento se estima en 1,5 puntos porcentuales.
“La economía sigue siendo vulnerable ante golpes que no podemos anticipar”, advierte el presidente de la Fed. En ese contexto, precisa que la compra de activos dependerá de la evolución de los datos. “Con el paro aún alto y bajando solo de forma gradual, y la inflación por debajo del objetivo a largo plazo, la política acomodaticia sigue siendo apropiada”, remachó.
Si las condiciones económicas mejoran más rápido de lo esperado, Ben Bernanke repite que ve posible atemperar la compra de activos ya a final de año y eventualmente terminar a mediados de 2014. “Pero si las perspectivas para el empleo son menos favorables, y la inflación no sube, el actual ritmo de compra de deuda podría mantenerse más tiempo y elevarse”, precisó.
Mensaje similar al de mayo
Bernanke lleva diciendo lo mismo desde mayo. Otra cosa es lo que entiende el mercado de sus palabras. La interpretación es que en septiembre, la Fed dejará de comprar deuda al ritmo actual de 85.000 millones de dólares al mes, para rebajarlo a entre 45.000 millones ó 65.000 millones. Y si las condiciones económicas mejoran, podría dejar de imprimir dinero en un año.
La próxima reunión de la Fed está prevista para final de mes. La siguiente será la de septiembre. Entre ambas se celebrará el simposio de banqueros centrales de Jackson Hole, cita para la que ya podría conocerse al sucesor de Bernanke. Durante los próximos dos meses se va a analizar hasta el último detalle de los datos, lo que puede generar volatilidad en los mercados.
También se van a seguir de cerca las palabras de los miembros de la Fed con derecho de voto. El acta de la última reunión mostró una clara división interna. Uno de cada dos defiende seguir con los estímulos, lo que significa que la otra mitad está a favor de retirarlos ante de que acaba el año. La gran mayoría, sin embargo, no ve un encarecimiento del dinero hasta 2015.
Aunque Bernanke hace un esfuerzo por explicar al mercado que el inicio de la retirada de estímulo no implica subida de tipos, no es lo que se ve en el mercado de bonos. El tipo en el bono a 10 años subió un punto porcentual desde mayo, hasta superar el 2,6%. Aunque lo que llama la atención es la diferencia con el de un año, de 2,2 puntos, cuando suele ser de medio.
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