La oferta de petróleo escaseará pese a la subida de la producción de EE UU
La Agencia internacional de la Energía prevé que la demanda global de crudo en 2040 será un 15% más elevada que en 2013
Estados Unidos y la revolución del fracking han cambiado los equilibrios del mercado energético mundial. El empujón que esta técnica de prospección ha dado a la producción del gigante norteamericano se ha traducido en una reducción de sus importaciones y por ende en un aumento de la oferta de crudo global. Pero la Agencia Internacional de la Energía (AIE) insta a tener cuidado: “Una abundante oferta de crudo hoy no equivale necesariamente a la tranquilidad de los mercados mañana”, ha declarado Fatih Birol, su economista jefe.
El World Energy Outlook de 2014, el documento que el organismo ha publicado este miércoles y que cada año fotografía el sector energético mundial, evidencia como los enfrentamientos entre los países de Oriente Próximo —los principales productores de petróleo— junto con las consecuencias de la crisis entre Rusia y Ucrania en el mercado del gas y las dificultades que afrontará la producción no convencional de petróleo podrían acabar con el actual equilibrio en las próximas décadas.
Y es que el aumento de la demanda global de crudo —desde 90 millones de barriles diarios en 2013 hasta 104 millones en 2040, un 15%— debido principalmente a China, India, Sureste asiático y África subsahariana, complicará aún más el cuadro. Según la AIE, “los países que no forman parte de la OCDE consumirán dos barriles por cada uno que los miembros de la organización dejarán de consumir”. Pero un crecimiento de la oferta que pueda compensar esta subida resulta difícil de lograr.
La AIE cifra el coste del cierre de 200 reactores nucleares en 80.000 millones
La actividad productiva de Estados Unidos —que se estabilizara en 2020 y empezará a reducirse después de esta fecha— comparte con las arenas bituminosas de Canadá y el petróleo pesado de la Faja de Orinoco en Venezuela características que dificultan su futura viabilidad: “Se trata de yacimientos que se extienden en áreas geográficas muy amplias, con un elevadísimo número de pozos y una escasa cantidad de hidrocarburos extraíbles de cada uno de ellos”, remarcan los analistas de la AIE. Uno de los ejemplos más claros es el yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte, símbolo del boom del fracking estadounidense, donde se estima que se perforarán 40.000 pozos a lo largo de los próximos 20 años”. Las explotaciones en aguas profundas brasileñas, que requieren una fuerte y constante inversión de capital, no parecen una alternativa más viable. A ello añaden que las dificultades en calcular con exactitud las reservas que estos yacimientos entrañan, y el hecho de que “la volatilidad de los precios puede suspender las perforaciones”.
El mercado del gas sigue un recorrido análogo. Su demanda crecerá más de la mitad y llegará en 2040 a 5,4 billones de metros cúbicos. Se trata de la mayor subida entre los combustibles fósiles, empujada principalmente por China. Pero el gas será a partir de 2030 también el principal combustible en la OCDE. Aunque su producción se incrementará globalmente —con Europa como única excepción— y el gas no convencional constituirá el 60% de este crecimiento, los analistas subrayan que la mayor incógnita es “si podrá venderse a precios apetecibles y si se podrá seguir garantizando los elevados incentivos necesarios para producirlo”.
La AIE estima en 721.500 millones de euros al año la cifra necesaria para aumentar la producción y satisfacer la demanda de petróleo y gas de 2040, un desembolso que tilda de improbable. Así que la energía nuclear se postula como una de las principales alternativas. La creación de electricidad vinculada con esta fuente aumentará en 228 gigavatios (desde 392 en 2013 hasta 620 en 2040, un 60% más). Y los principales responsables de este crecimiento serán los países emergentes: China, que tiene planificada la construcción de 32 nuevas plantas además de las 17 ya existentes, representa el 45% de esta subida, mientras que India, Rusia y Corea del Sur suman otro 30%.
Pero la moneda de la energía nuclear tiene también otra cara: 200 de los reactores actualmente en marcha estarán cerrados en 2040. Y la Agencia pone en guardia respecto a los costes de este desmantelamiento —que cifra en 80.360 millones de euros— y a las reales capacidades de llevar a cabo este proceso de manera segura: en los últimos 40 años solo se han cerrado diez reactores.
El crecimiento más llamativo, sin embargo, es el de las energías renovables. En 2040 representarán el 37% de la creación de electricidad en los países miembros de la OCDE. Y este incremento parece no parar: “El sistema energético global tiene que afrontar muchas presiones. Pero las energías renovables cobran cada vez más fuerza, y es increíble que podamos empezar a ver el día en el que llegarán a ser la primera fuente de electricidad del mundo”, ha declarado Maria Van der Hoeven, directora ejecutiva de la AIE.
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