“Queremos el arancel cero con EE UU, pero con excepciones agrarias”
La comisaria cree que la UE comenzó las conversaciones "mal en transparencia"
El viernes, en la agenda de Cecilia Malmström (Estocolmo, 1968), no cabía un alfiler. La nueva comisaria de Comercio de la UE se mostró optimista en Madrid sobre la posibilidad de concluir la Ronda multilateral de Doha y cautelosa cuando se le inquirió sobre el diálogo con los países de Mercosur. Pero, ante parlamentarios, empresarios o medios de comunicación, dejó claro que su prioridad es rematar la negociación del ambicioso Acuerdo Comercial y de Inversiones con Estados Unidos (TTIP, por sus siglas en inglés), que se inició en 2013.
Pregunta. La UE tardó más de un año en hacer público cuál era su mandato negociador, que acabó filtrándose. Y solo ahora la Comisión empieza a difundir cuál es la posición inicial de la UE en cada asunto. ¿No diría que, en transparencia, Europa ha empezado mal la negociación?
Respuesta. Empezó mal, sí. Fue un error no publicar el mandato de negociación, y también fue un error no hacerlo cuando ya circulaba por Internet. Pero no fue un fallo de la Comisión. En el Consejo de la UE no había unanimidad. Mi predecesor, el comisario Karel de Gutch, pidió muchas veces que se publicase, y el Consejo se negó. Y en ese tiempo crecieron las sospechas, la mitología...
P. Si Barack Obama logra ahora el mandato reforzado del Congreso de EE UU, la negociación entrará en su fase decisiva. ¿La Comisión publicará los documentos con los acuerdos parciales que se vayan alcanzando?
R. Eso dependerá de si en un tema que se negocie logramos un documento definitivo, porque muchas veces quedan cosas por precisar. Y depende también de si EE UU está de acuerdo con publicarlos antes. Pero vamos a ampliar la cantidad de documentos que haremos públicos.
P. El nivel medio de los aranceles entre ambos países es bajo, pero en algunos casos, como la importación del tabaco en EE UU, se penaliza con un 350%
R. Y en Europa, cargamos un 34% a la ropa que viene de EE UU, o un 35% a los zapatos…
P. Obama se puso como meta lograr un arancel cero para todas las mercancías. ¿Lo ve posible?
R. No en todas las áreas. Habrá un arancel casi cero, pero a ambos lados hay sensibilidades especiales en el sector agrario. Nosotros no podremos llegar al arancel cero en la carne de ternera, las aves de corral y algún caso más.
P. ¿Les ha comunicado EE UU alguna excepción?
R. Sí, ellos también tienen alguna reserva en el sector agrario, pero, en el resto, el objetivo es el arancel cero. Esto va mucho más allá de los aranceles, el acceso al mercado es muy importante. EE UU es muy cerrado en algunos sectores y para las empresas españolas estaría muy bien poder entrar en sectores como las telecomunicaciones o el tráfico marítimo. Y está también la idea de coordinar la regulación.
P. EE UU tiene una ley (Buy American) que prima los productos estadounidenses en contratos públicos. ¿Renunciarán a ella?
R. Con elecciones en EE UU en 2016, no es realista pensar que van a cambiar una norma que tiene casi cien años. Lo que queremos es una lista lo más amplia posible de sectores que pueden acogerse a excepciones a la ley.
P. Las reticencias francesas eran conocidas, pero no el rechazo mayoritario de la sociedad alemana a un acuerdo con EE UU.
R. Al final, todos los países de la UE tienen que decir sí al acuerdo. Eso vale para Alemania, para Malta o para Eslovenia.
P. Alemania no es un país más.
R. La canciller alemana, Angela Merkel, ha dicho muy claro que quiere un acuerdo. Yo tengo la responsabilidad de entablar un diálogo con la sociedad alemana. Pero es el Gobierno el que tiene que convencer a sus ciudadanos.
P. El temor es que la negociación comercial debilite los controles ambientales, de seguridad alimentaria o del ámbito laboral. ¿Se incorporará algún blindaje específico para estos temas?
R. Queremos hacer algún tipo de declaración conjunta con los americanos, porque es muy importante también para ellos. En el mandato negociador europeo está muy claro que no se rebajarán los estándares legales. Y siempre que la UE negocia, los servicios sociales que no están abiertos a la competencia privada en un país, como la educación o la sanidad, quedan excluidos.
P. Los sistemas jurídicos de EE UU y la UE son los más garantistas para la inversión privada. ¿Es necesario el tribunal de arbitraje, que permita a las empresas litigar con los Estados fuera del sistema ordinario?
R. Hay casos, con mucho dinero en juego, de discriminación, de nacionalizaciones, de cambio de autorizaciones sobre la marcha... Ahí las empresas europeas no están protegidas por la ley americana, que no prohíbe discriminar [por el origen de la compañía]. En estos casos, muy, muy limitados debe haber la posibilidad de recurrir al tribunal de arbitraje
P. Pero ha habido casos en los que ha habido un uso abusivo de los arbitrajes. ¿Cómo evitarlo?
R. En el acuerdo comercial que firmamos hace poco con Canadá ya se daba más transparencia al proceso. En la selección de los árbitros se puede hacer más, como publicar una lista oficial de jueces, se limitará más en qué casos se puede utilizar, habrá la posibilidad de recurrir el arbitraje. No debe considerarse un tribunal secreto para VIP, sino un arbitraje para casos muy específicos.
P. EE UU rechaza incorporar la regulación sobre la banca a la negociación. ¿Creen demasiado débil la normativa europea?
R. Lo que queremos es discutir cómo cooperar dentro de las obligaciones que se nos exigen en otros foros, como el G20, pero el Departamento del Tesoro creyó que lo que queríamos era armonizar la regulación, no es así.
P. Se planteó el reconocimiento mutuo de todo tipo de autorizaciones cuando el nivel de protección sea similar. ¿Se está cumpliendo esa ambición inicial?
R. Es uno de los capítulos donde más hemos avanzado.
P. Y para el futuro, se quiere coordinar en un foro el proceso previo a la formulación de nuevas normas en EE UU y la UE. ¿No se condicionará así la elaboración de leyes antes de que los Parlamentos se pronuncien?
R. Hay muchos intereses comunes, exista este foro o no exista, y vamos a intentar hacerlo lo más abierto posible para que se discuta, se compartan experiencias, se hagan propuestas, pero no es para hacer leyes, eso corresponde a los Parlamentos.
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