Bruselas responde a EE UU que no hará excepciones fiscales con Apple
La Comisión insiste en que ningún Estado puede ofrecer condiciones ventajosas solo a determinadas compañías
Bruselas se muestra firme frente al dedo índice extendido con que le apuntan desde el Tesoro estadounidense. La Comisión Europea ha respondido este jueves a la acusación de las autoridades norteamericanas de extralimitarse de sus funciones en la investigación que lleva a cabo a centenares de empresas, entre ellas compañías del otro lado del Atlántico como McDonald's o Apple. La tecnológica podría tener que afrontar la costosa factura de una multimillonaria devolución de impuestos —que JP Morgan cifra en más de 17.000 millones de euros en el peor escenario— por ahorrarse pagos estableciendo su sede en países con tasas más bajas.
La réplica comunitaria comienza señalando lo obvio: que todas las compañías, sea cual sea su nacionalidad o tamaño, cuyos beneficios se generen en la Unión Europea, tienen que pagar impuestos de acuerdo a las reglas fiscales de cada Estado. Y continúa, haciendo uso de una lógica aplastante, recordando algo menos evidente en algunos países de la Unión como Irlanda, Holanda o Luxemburgo: "Bajo las reglas que rigen las ayudas de Estado en la UE, las Haciendas nacionales no pueden ofrecer beneficios fiscales a determinadas compañías que no estén disponibles para el resto". Esto es, las normas son iguales para todos.
La compañía capitaneada por Tim Cook defiende que no hace nada ilegal cuando utiliza filiales en Irlanda para cumplir con sus obligaciones tributarias, pero para Bruselas está menos claro que el tratamiento que recibe sea compatible con la ley. Si las pesquisas concluyeran que las ventajas fiscales de Apple contravienen las normas sobre ayudas de Estado, las consecuencias no dejan lugar a la duda: "El Estado miembro en cuestión debería recuperar los beneficios injustamente otorgados", ha manifestado este jueves un portavoz de la Comisión.
Washington presiona para evitar la restitución de miles de millones de euros por parte de uno de sus buques insignia: Apple vale casi 600.000 millones de dólares en Bolsa y es todavía la mayor empresa del mundo por capitalización bursátil pese a que Google está cada día más cerca. Lo hace acusando a la Comisión de actuar como una "autoridad fiscal supranacional" y criticando que trate de "imponer recuperaciones de una manera retroactiva, porque eso establece un mal precedente para las autoridades fiscales de todo el mundo". No es la primera vez que Estados Unidos ha criticado la investigación. En febrero el secretario del Tesoro, Jack Lew, escribió una carta al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, urgiéndole a reconsiderar la posición del Ejecutivo europeo sobre el tema.
Bruselas ha contestado con la frialdad del que sigue una hoja de ruta inamovible ya establecida sobre el papel en forma de reglas. "No hay inquina contra las compañías de Estados Unidos", ha aclarado en su posición de árbitro y guardián de los tratados. Y aporta datos para avalar la aplicación indiscriminada de las normas para todas las compañías: "La primera decisión sobre ayudas de Estado afectó a Fiat, una empresa europea, y a otra estadounidense", ha explicado un portavoz europeo este jueves sin citar a Starbucks.
A ambas se les exige el pago de entre 20 y 30 millones de euros en impuestos por aprovechar marcos fiscales favorables en Luxemburgo y Holanda respectivamente. Tras su fusión con la estadounidense Chrysler, los intereses de Fiat van mucho más allá de la esfera comunitaria, por lo que la Comisión ha puesto otro ejemplo para hacer gala de su imparcialidad: el caso de las 35 multinacionales a las que en enero de este año ordenaron devolver 700 millones de euros al fisco belga después de que dicho país empleara durante una década prácticas dignas de los más avezados paraísos fiscales. "La mayoría son empresas europeas", recuerdan desde Bruselas.
La Comisión reconoce que ya ha tratado el asunto con las autoridades estadounidenses en múltiples ocasiones, y tras rechazar los argumentos que esgrime Washington para evitar el multimillonario golpe a Apple, ha concluido con un mensaje conciliador pese a las divergencias: "Celebramos que la lucha contra la evasión fiscal sea una prioridad en la agenda política internacional, de la UE y los Estados nacionales".
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