“Sin sostenibilidad cultural y social no hay turismo”
La mexicana, que ha asumido el gran 'lobby' global del sector, confía en la tecnología para lograr crecimiento seguro
El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, en sus siglas en inglés) ha sido durante sus 27 años de vida uno de los principales representantes de la industria global del turismo. Pero en los últimos años el sector se ha diversificado y, sobre todo, se ha internacionalizado. La mexicana Gloria Guevara (Guadalajara, 1967), consejera delegada de la organización desde el pasado 1 de agosto, es un reflejo de esos cambios en la industria: al contrario que sus predecesores, antiguos directivos de grandes multinacionales del turismo, Guevara tiene además un perfil político —fue secretaria [ministra] de Turismo de su país durante el mandato de Felipe Calderón— y académico. Durante la entrevista, Guevara calificó de "muy preocupante" la evolución de la situación política en Cataluña y habló de los principales retos de un sector que tiene previsto contribuir a la economía global con algo más de 2,3 billones de dólares (un 3,1% del total) en 2017.
PREGUNTA. Su antecesor en el cargo, David Scowsill, hablaba mucho de la necesidad de fronteras abiertas y de facilitar la emisión de visados. ¿Qué importante es para usted?
RESPUESTA. Creo en la facilitación de los viajes, que ha de ser con seguridad; sin esto último, no puedo entablar una conversación con los Gobiernos. Definitivamente mi experiencia política me cambió la perspectiva. Cuando estaba en el Gobierno, hablaba con el secretario de Gobernación [ministro del Interior] y le pedía que quitase visados a visitantes de determinadas nacionalidades, y él me decía: "Gloria, tu trabajo es traer más visitantes, el mío es asegurarme de que los mexicanos están seguros". El objetivo fundamental es que el 95% de los viajeros pueda moverse sin problemas para que las fuerzas de seguridad puedan concentrarse en el otro 5%. Es algo muy tangible que la tecnología puede permitir, el sector privado puede liderar y los Gobiernos pueden aprovechar.
P. ¿Cómo se podría hacer?
R. Ahora mismo sabemos qué queremos, pero no sabemos cómo conseguirlo. Estamos trabajando con las aerolíneas y la Organización Internacional de Aviación Civil (ICAO, en sus siglas en inglés) para desarrollar un estándar biométrico para que todo el sector lo pueda aplicar, como ya ha pasado con el billete electrónico. El objetivo es que toda tu información personal, junto a tu fotografía y tus huellas, se traduzcan en un código encriptado. Las posibilidades serían inmensas, porque un pasaporte puede falsificarse, pero tu cara y tus huellas no. Aerolíneas, agencias de alquiler de coches, hoteles... Y a la larga el objetivo es que migraciones y aduanas se sumen para definir cuáles son los viajeros fiables y cuáles no.
P. ¿Cómo contrasta esa voluntad de precisión con decisiones como la del presidente de Estados Unidos, que pretende bloquear la entrada a millones de viajeros solo por ser de un país en concreto?
R. Seguí con mucha atención la campaña de Donald Trump y recuerdo muy bien que entonces prometió a los estadounidenses crear el mayor número de puestos de trabajo posible. Nuestro sector es el mejor socio que puede tener un país para crear empleos. Más de 292 millones de personas viven del turismo y 1 de cada 10 personas trabaja en el sector. Y él sabe que somos buenos socios, porque tiene hoteles por todo el mundo. De ahí la importancia de hablar de seguridad, porque es un tema que nos une y le interesa.
P. La pasada cumbre del WTTC, en Bangkok, se centró en la sostenibilidad ecológica del turismo. Se vieron muy buenas intenciones, pero aún hay muy pocos resultados concretos.
R. No es porque haya estado en la Escuela de Salud Pública en Harvard, pero mi experiencia es que la sostenibilidad ambiental da lugar a una buena salud pública y esta, a su vez, da lugar a más viajes. Tenemos que trabajar en esa sostenibilidad.
P. Los estudios indican que los turistas están concienciados en tanto en cuanto no les afecte el precio y la comodidad del viaje.
R. Los viajeros con experiencia y los millennials están muy concienciados; sin embargo, hay una cantidad de nuevos viajeros que no tienen el conocimiento sobre la huella que pueden dejar. El año que viene vamos a hacer una campaña de concienciación, sobre todo en los países emisores.
P. No solo se trata de sostenibilidad ambiental.
R. Correcto. Si no cuidamos la parte social, cultural y ambiental de los destinos, al final no va a haber nada que visitar, por lo que no puede haber turismo. Desde el punto de vista social, queremos el aporte y el empoderamiento de las comunidades. Aquí trabajamos de la mano con los Gobiernos y hacemos mucha investigación. Por ejemplo, siempre habíamos evaluado el impacto de la contribución del turismo a nivel nacional, a nivel macro. Dentro de unas semanas lanzaremos por primera vez estudios del impacto en 65 ciudades alrededor del mundo. Es fascinante lo que hemos encontrado, de cómo las ciudades se están beneficiando, qué turismo impacta más, el nacional o el internacional, y cómo se dispersa en los alrededores.
P. En los últimos años ha surgido una nueva palabra: turismofobia. En España hay muchas críticas que rechazan el modelo de desarrollo basado en el turismo, sobre todo por la baja calidad del empleo que produce.
R. En los años ochenta yo estuve en Barcelona. Era una ciudad gris, triste e insegura, con una alta tasa de desempleo. Hay un antes y un después del turismo en Barcelona. Y en España el turismo, gracias a unas políticas públicas adecuadas, ha sido una herramienta para salir de la crisis. Por otra parte, entiendo la preocupación de aquellos que han visto desaparecer la frutería o la tintorería de su barrio al ser sustituida por una tienda de recuerdos; tantos volúmenes no les deja disfrutar de la ciudad y se paga el precio del propio éxito. Yo ahí me pongo mi gorra de exfuncionaria y digo que hay un área de oportunidad, y estamos trabajando con la consultora McKinsey en un informe, que probablemente saldrá en diciembre. Respecto a la calidad del empleo, el turismo ha permitido a gente que no tenía ninguna otra oportunidad capacitarse, crecer y convertirse en empresarios, funcionarios y hasta emprendedores.
P. El nuevo modelo de negocio de las aerolíneas, que permite abrir destinos secundarios a vuelos intercontinentales, está obligando a repensar los mapas turísticos.
R. Es una gran oportunidad porque nos está permitiendo dispersar los volúmenes. Pongamos el caso de mi país: si hubiera vuelos a Toluca o a Puebla (ambas a un centenar de kilómetros del Distrito Federal), el viajero de negocios volaría a México igual, pero el que va de vacaciones querría saber qué hay alrededor y descubriría que hay mucho que ver.
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