La inflación no da tregua a México: supera el 5,5% en la primera quincena del año

La cuesta de enero está siendo, en 2018, más empinada para los mexicanos que en años anteriores. Los precios subieron un 5,51% en la primera quincena del año respecto al mismo periodo del año anterior –cuando lo hicieron en un 4,78%– y golpearon nuevamente el poder adquisitivo de los asalariados. La cifra es notablemente inferior a la de cierre de 2017 (6,8%, la cifra más alta en casi 17 años) por lo que los economistas llaman efecto base: la comparación con un año, el anterior, en el que la inflación ya fue elevada y que inició con el gasolinazo, el súbito encarecimiento de los combustibles tras su liberalización. Este factor, y los incrementos en las tasas de interés decretados por el banco central mexicano desde principios de 2016, deberían ayudar a reconducir el incremento de los precios hasta aproximarlo al rango objetivo de entre el 2% y el 4% a medida que avance el año. La cifra de la primera quincena de enero está en línea con las previsiones de las principales casas de análisis del país norteamericano.

El índice de precios subyacente –para cuyo cálculo se descuentan los elementos más volátiles de la cesta de la compra (los productos agropecuarios y los energéticos)– empezó el año con un aumento muy similar: ligeramente superior al 4,6%. La razón: los productos agropecuarios moderaron su aumento interanual hasta el 10,6% y los energéticos subieron un 6,4%, frente al 16,5% de hace un año, con el gasolinazo y la depreciación del peso –que afectaba a los muchos productos básicos que México importa de Estados Unidos y que se ha moderado en los últimos meses–.

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La moderación en el ritmo de crecimiento de los precios, por el citado efecto base, se deja sentir, sobre todo, en tasa mensual: comparando la primera quincena de enero con la segunda de diciembre. En ese baremo, la inflación se queda en el 0,24%, frente al 1,51% de hace un año.

Por productos, los que más suben respecto a la última quincena de 2017 son los plátanos (+9,7%), las papas (patatas) y otros tubérculos (+6,1%) y el gas doméstico LP (+3,86%). El encarecimiento de este último es especialmente preocupante, al afectar tanto a hogares como a restaurantes y encarecer, por tanto, el precio de los alimentos consumidos dentro y fuera del hogar. En el lado contrario, el transporte aéreo se abarató en casi un 32%, al compararse con uno de los periodos más caros del año para viajar: la Navidad. El precio del tomate cayó, por su parte, en un 17,4%, y el del chile serrano, en un 12,6%. Por ciudades, la mayor inflación interanual se registró en Tulancingo (Hidalgo, centro de México) y en Huatabampo (Sonora, norte), y la menor, en Tehuantepec (Oaxaca, sur) y en Aguascalientes (Aguascalientes, centro-norte).

Todo lo que no fuera una nueva subida de tasas de interés en febrero sería una noticia. En diciembre, el nuevo gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, ya dejó claro que su principal batalla al frente del instituto emisor sería combatir la inflación con todas las herramientas a su alcance: subió el precio del dinero del 7% al 7,25% y dejó claro que lucharía sin cuartel contra el alza de precios.